Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 20 Feb 2025 - 10:46hrs

El ascenso de Napoleón Bonaparte a la prominencia política fue marcado por la campaña de Italia, una de las guerras con las que la Revolución Francesa buscó exportarse a otras partes de Europa.


El entonces joven militar regresó triunfante a París, luego de la firma del Tratado de Campo Formio con los austriacos, y fue recibido como héroe, a fines de 1797. Uno de los honores que le otorgaron fue hacerlo miembro del Instituto de Francia, en la sección de Artes Mecánicas.



Cuatro años después, cuando ya se había hecho nombrar primer cónsul de la República –paso previo a convertirse en emperador–, Napoleón fue confrontado por François Andrieux, presidente del Tribunat, una de las cuatro instituciones de gobierno creadas por la Constitución del Año VIII (1799).


Andrieux reclamó a Napoleón la concentración de poder que se estaba dando en Francia y le explicó lo perniciosa que resultaba para el país, apelando al título honorario que detentaba en el Instituto. “Usted, ciudadano cónsul –le dijo–, como parte de la sección de Mecánica, debe saber que en lo único que uno se puede apoyar es en aquello que resiste”.


La frase sería retomada en México, dos décadas más tarde, durante un debate en el Congreso Constituyente de 1824, por el diputado José Miguel Ramírez, quien recordó que Napoleón “vanagloriábase de la embriaguez de su poder, y de haber reducido al cuerpo legislativo a no ser otra cosa que el más humilde ejecutor de su voluntad”, a lo que –añadió Ramírez– un oficial (en realidad, Andrieux) le respondió: “’Sí, señor, pero lo que resiste, apoya’”.


Aquel voto particular del diputado jalisciense fue rescatado por Jesús Reyes Heroles en el primer tomo de su obra El liberalismo mexicano (1982). Es por eso que en México se atribuye esa última frase al exsecretario de Gobernación y Educación Pública.


Pero Reyes Heroles hizo mucho más que citar a Andrieux a través de las palabras de Ramírez: llevó esa máxima a la Reforma Política de 1977, en la que se reconoció la necesidad de la existencia de la oposición para la salud del gobierno y del país y, de entrada, para que no se repitiera la vergonzosa experiencia de la contienda presidencial del año anterior, en la que había un solo candidato en la boleta.


El actual grupo gobernante tiene sus orígenes en aquella reforma, pues fue la que legalizó la participación electoral del Partido Comunista Mexicano, luego PSUM, luego PMS, luego PRD. A consecuencia de ella, la oposición fue abriéndose camino en los intersticios del régimen de partido hegemónico de entonces.


Sin embargo, lo ha olvidado o prefiere no recordarlo. Y también pasa por alto que los partidos gobernantes que no gustan de compartir el poder tienden a romperse por dentro, como le pasó al PRI a partir de 1986, con la formación de la Corriente Democrática –de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez–, otro de los troncos de los que brotó Morena.


Al grupo gobernante parece haberlo alcanzado esa realidad. A su triunfo en las urnas del año pasado, añadió el agandalle y se hizo a la mala de la mayoría calificada en el Senado, cosa que le ha permitido modificar la Constitución y pergeñar el sometimiento del Poder Judicial, única pieza que le faltaba para tener el poder absoluto. La oposición, desmoralizada y reducida a una presencia testimonial, nada puede hacer ante tal avasallamiento.


Sin embargo, las discrepancias han empezado a aflorar por dentro. El episodio que permitió al oficialismo conquistar esa mayoría legislativa –la compra del senador Miguel Ángel Yunes– está haciendo agua. Quizá sean los intereses económicos y políticos los que fomentan esa disputa, protagonizada por dos gobernadores del oficialismo, pero para el caso es lo mismo: a falta de oposición y del más mínimo equilibrio de Poderes, a Morena no le queda de otra más que pelearse con sí mismo.


BUSCAPIÉS


Mientras el gobierno estadunidense saluda la visita a Washington de dos secretarios de Estado mexicanos con la declaratoria de los cárteles como organizaciones terroristas, en Morelos un par de alcaldes, con su reunión con un líder criminal, se esmeran en darle la razón a Trump: en México hay una alianza intolerable entre las autoridades y la delincuencia.

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