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Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 13 Jun 2024 - 08:34hrs

Rara vez pasa un día sin que Elizabeth Sherwood-Randall (Los Ángeles, 1959) acuda a su oficina del ala oeste de la Casa Blanca, un cuarto de paredes fortificadas, donde no están permitidos los celulares y cuya única decoración son flores que ella misma cultiva en su jardín y un vitrolero lleno de dulces multicolores, símbolo de la colaboración que debe haber en todo sitio de trabajo.


Su equipo se ha acostumbrado a que, en esas contadas ocasiones en que no se encuentra en Washington, lo más probable es que esté en la Ciudad de México. Y es que la asesora de Seguridad Interior del presidente estadunidense Joe Biden ha visitado la capital mexicana en al menos en diez ocasiones desde mayo del año pasado, donde se ha reunido con el presidente Andrés Manuel López Obrador. El martes lo hizo, por primera vez, con la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum.


No son sencillas las tareas que tiene su posición, creada en 2001, luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de ese año. Dichas responsabilidades incluyen la respuesta a desastres, proteger la infraestructura crítica de Estados Unidos, evitar contagios masivos por enfermedades emergentes, prevenir ataques con agentes biológicos e interrumpir los flujos de drogas ilícitas, especialmente el fentanilo.


Ese último punto de sus ocupaciones es el que la ha traído con tanta frecuencia a México, incluso más que los asuntos migratorios, que suelen mencionarse en las notas y comunicados sobre sus visitas.



Ante integrantes del Council on Foreign Relations, centro de estudios especializado en política exterior, la funcionaria describió, en mayo de 2023, la naturaleza de la encomienda que le ha hecho su jefe, Joe Biden, en relación con México.


“El presidente me encargó que liderara un esfuerzo con México, porque México es la principal vía a través de la cual el fentanilo está entrando a nuestro país. Y está llegando a nuestro país tanto en polvo como en forma de píldora desde México. Entonces, debido a la naturaleza de este problema, hemos ido directamente a la cima en México. Trabajo directamente con el Presidente de México en este reto. Estamos trabajando con los mexicanos en la interdicción en sus puertos, de donde entra gran parte de esto”.


Sin claridad sobre lo que pudiera ocurrir en la actual carrera por la Casa Blanca, cuyos posibles desenlaces incluyen el regreso de Donald Trump, la doctora Sherwood-Randall –quien es egresada de las universidades de Harvard y Oxford– mantiene vigente ese esfuerzo, ahora con quien asumirá la Presidencia de México el próximo 1 de octubre.


En la reunión del martes –la primera que tuvo con una delegación extranjera–, Claudia Sheinbaum estuvo flanqueada por Juan Ramón de la Fuente, quien preside su comité de transición, y por Omar García Harfuch, quien apunta para ser el próximo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.


Por cierto, este último no es un desconocido para las instituciones de seguridad estadunidenses. De acuerdo con un reportaje aparecido el viernes pasado en el diario The Wall Street Journal, la agencia Homeland Security Investigations (HSI), brazo de inteligencia del Departamento de Seguridad Nacional, proveyó a la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina, que estaba entonces a cargo de García Harfuch, la información para realizar el decomiso, a fines de julio de 2022, de un megacargamento de cocaína –casi tonelada y media– que tenía como destino el barrio de Tepito y, posteriormente, Los Ángeles.


Gane o no gane Trump, ese vínculo seguramente se mantendrá. En todo caso, los estadunidenses están trabajando para ello y esperan que la relación bilateral se vuelva más productiva ahora que termine el periodo de Andrés Manuel López Obrador.


Fue interesante que en el escueto comunicado, de tres párrafos, que emitió la Casa Blanca con motivo del encuentro del martes, se haya mencionado, inmediatamente después de la felicitación a Sheinbaum por su triunfo electoral, que la visita de Sherwood-Randall ocurrió justo dos años después de la firma de la Declaración de Los Ángeles, en el marco de una reunión regional convocada por Biden a la que López Obrador no quiso ir.

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