La autosuficiencia, otra meta incumplida

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 15 Feb 2024 - 08:25hrs

El que México deje de importar combustibles es un tema que ha obsesionado a Andrés Manuel López Obrador desde antes de ser Presidente. De hecho, el centro de su planteamiento para “rescatar” a Pemex ha tenido que ver con hacer autosuficiente al país en materia de energía.


Por eso se construyó la refinería Olmeca, en Tabasco, y se ha invertido en la “modernización” de las refinerías existentes.


“Para seguir siendo un país independiente y soberano, libre, tenemos que ir a la autosuficiencia energética (…) para que no nos involucremos en los conflictos de las grandes potencias, de las hegemonías”, planteó el mandatario en su conferencia del 5 de julio pasado.


“Lo que queremos es que no sigamos vendiendo petróleo crudo al extranjero, que procesemos toda nuestra materia prima para que no tengamos que comprar las gasolinas en el extranjero, porque eso nos significa más incremento en el precio de las gasolinas, afecta a los consumidores”, agregó.



Más allá de que sea discutible que la soberanía de un país resida necesariamente en su capacidad de producir todos los combustibles que consume, el propósito presidencial está muy lejos de cumplirse. De hecho, no se llegará a esa meta en este sexenio. De acuerdo con los propios datos de la empresa, Pemex produjo el año pasado un promedio diario de 252 mil barriles de gasolinas al día. Para satisfacer la demanda nacional, 419 mil barriles diarios debieron ser importados.


En 2022, México se convirtió en el tercer importador mundial en aceites de petróleo (excepto crudo), sólo detrás de Estados Unidos y Singapur. Por sus compras en el extranjero de gasolinas, diésel, aceites lubricantes y aceites de engrase –41 mil 770 millones de dólares, 69% más que en 2021–, México desplazó a Países Bajos y Francia, que ese año importaron petrolíferos por 39 mil 834 y 36 mil 757 millones de dólares, respectivamente.


El 8 de julio de 2018, una semana después de ganar las elecciones presidenciales, López Obrador vaticinó que México dejaría de importar combustibles a mitad del sexenio. Para lograrlo, dijo en una entrevista, se incrementaría la producción de crudo y se construirían una o dos refinerías (al final, fue una).


A lo largo de su gobierno, ha ido modificando la promesa. En mayo de 2021, al dar detalles sobre la compra de la refinería Deer Park, en Texas, el Presidente dijo que la autosuficiencia se alcanzaría en 2023. En septiembre pasado, movió la meta para 2024, pese a que, nueve meses antes, Pemex había admitido, en su Plan de Negocios 2023-2027, que las importaciones continuarían después de la finalización del actual sexenio.


El 1 de julio de 2022, como parte de los actos para celebrar el cuarto aniversario de su triunfo electoral, López Obrador asistió a la “inauguración” de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, y allí aseguró: “Sí se va a cumplir la meta: ser autosuficientes (…) Y esto, además de que significa empleos, significa también ser independientes”.


Hoy esa promesa se ve completamente fuera de alcance. En diciembre pasado, de acuerdo con datos de Pemex, se produjo aquí un promedio de 271 mil 535 barriles diarios de gasolinas y se importó un promedio de 495 mil 702 barriles diarios.


Para lograr el objetivo, el gobierno ha derramado en Pemex cerca de billón y medio de pesos en lo que va del sexenio, incluyendo el regalazo de la refinería de Dos Bocas. Esta semana, decidió eximir a Pemex del pago del Derecho de Utilidad Compartida correspondiente a los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2023, y enero de 2024, por un monto estimado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria en 86 mil 640 millones de pesos.


Aunque habrá quien alegue que no son lo mismo los derechos que los impuestos, no olvidemos que este gobierno promovió que en el artículo 28 de la Constitución quedaran prohibidas las condonaciones de impuestos. Lo cierto es que Pemex tiene ahora este multimillonario beneficio –que se traduce en menos dinero público para la salud y la educación, entre otros temas que requieren atención urgente–, a pesar de su incapacidad de cumplir el compromiso presidencial.

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