Cosas hechas

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 31 Ene 2024 - 08:40hrs

El legado político ha sido, desde tiempos remotos, una de las mayores preocupaciones de los gobernantes.


Augusto, fundador del imperio romano, se mandó construir un enorme mausoleo circular sobre cuyas jambas se grabó en bronce su Res gestae, o el relato de las cosas que realizó, entre las que se incluían sus éxitos militares, pero también las donaciones de dinero, alimentos y tierra a sus súbditos y hasta los espectáculos de gladiadores que organizó.


A los gobernantes les importa saber cómo van a ser recordados y, si pueden hacer algo para influir en esa opinión, lo hacen.


No en vano el presidente Ernesto Zedillo se adelantó al candidato de su partido, Francisco Labastida, en declarar ganador de la elección presidencial de 2000 al opositor Vicente Fox, y así –como se acaba de comprobar en su reciente visita a México– se quedó en la memoria de los mexicanos como el hombre que hizo posible la primera alternancia en la historia moderna de México.


Conforme se acerca el final de su mandato, al presidente Andrés Manuel López Obrador se le ve inquieto por su trascendencia.


El problema para el tabasqueño es que, durante sus campañas en pos de la Presidencia, se fijó un conjunto de metas muy precisas, a las que, en muchos casos, no habrá llegado para cuando tenga que entregar la banda.


Me referiré aquí a dos: el crecimiento económico y la reducción de los homicidios. En ambas metas, estableció objetivos tan ambiciosos que ahora no tiene margen para convencer que cumplió. Además, él mismo se amarró las manos al decir que tenía no derecho a fallar.


Hoy no parece haber manera de evitar que esas dos promesas incumplidas tiñan su recuerdo.


1) En marzo de 2018, ante el Hemiciclo a Juárez, López Obrador criticó el crecimiento económico mediocre, de 2% anual promedio, que había tenido el país durante los años previos (en eso tenía razón). Aseguró que si él llegaba a la Presidencia, el PIB se expandiría cuatro por ciento anual promedio y que, en el último año, alcanzaría seis por ciento. Es decir, que la economía mexicana crecería por lo menos 24% acumulado en el sexenio. ¿Cuál es la realidad? Con el dato que dio ayer el Inegi –de un crecimiento de 3.1% en 2023–, México apenas lleva 3.3% acumulado en cinco años y probablemente el periodo presidencial termine con menos de 6%, es decir, 1% anual promedio o la mitad de lo que creció el país en los años del llamado neoliberalismo. Además, el PIB per cápita está por debajo de su nivel de 2018. Y aunque López Obrador quisiera atribuir a la pandemia el mal resultado, en realidad hay 30 países, entre las 45 economías más grandes del mundo, que lo han hecho mejor que México en términos de su recuperación respecto de la situación previa a la aparición del covid.


2) En vísperas de las elecciones de 2018, López Obrador aseguró que la ola de violencia criminal que azotaba al país se terminaría al día siguiente de los comicios, pues, con su triunfo en las urnas, se habrían extinguido las razones para delinquir. Durante su presidencia, hizo varios compromisos, con fecha, para bajar a la mitad la tasa de homicidios –apostando por “atender las causas de la violencia”–, pero ninguno de ellos se cumplió. Luego, comenzó a interpretar las cifras a su modo, para tratar de ocultar el hecho que el suyo será el periodo presidencial más violento desde la Guerra Cristera (van más de 178 mil asesinatos en el sexenio y éste quizá termine con 200 mil). A lo largo de estos cinco años, el mandatario ha rechazado todo exhorto a cambiar de estrategia de seguridad, tiempo en que se ha expandido el dominio territorial de los delincuentes. Por fin, el lunes pasado, admitió que ya no podría acabar con el problema. “Ya no me va a alcanzar el tiempo”, afirmó.


El lugar que López Obrador quiere buscar en la historia no podrá concederle el cumplimiento de esas promesas, igual que otras, como resolver el caso Ayotzinapa.


Los políticos ponen mucho interés en su legado, para poder seguir vivos en la discusión pública. Pero incluso eso tiene fecha de caducidad: el bronce del Res gestae terminó fundido en la Edad Media para fabricar pertrechos de guerra.

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