Tradición Patriarcal

Tinta y tinte de una mujer

Valeria Aime Tannos Díaz

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| 01 Ago 2023 - 08:09hrs

México bello y querido está lleno de muchísimas tradiciones y costumbres, la mayoría bastante preciosas y llenas de historias conmovedoras. Una de las favoritas de todo mexicano es el día de muertos, una fecha en la que las familias llenamos un camino de flores para que nuestros difuntos vengan a visitarnos por un par de días.


Otra de las tradiciones más bonitas y fiesteras es la de nuestro grito de independencia, una noche llena de festejo, felicidad y algarabía por todos los rincones del país, en la que recordamos el 15 de septiembre, día en que se dio aquel grito simbólico con el que inició la independencia de la Nueva España.


Pasando a otra tradición un poco más familiar, es aquella fiesta donde se tira la casa por la ventana, los 15 años de las niñas que pasan a ser “mujeres”, una tradición, la cual, históricamente, es un rito proveniente de los Aztecas y los Mayas, siendo así una fiesta comunitaria para indicar la entrada a la vida adulta.


En el segundo imperio mexicano, el emperador Maximiliano agregó a este rito una celebración llena de glamour, donde ya se hacían bailes y se iban vestidos de etiqueta para recibir a la nueva mujer. A la quinceañera se le enseñaban habilidades domésticas, tradiciones fundamentales para una señorita y a prepararse para el matrimonio.


Hoy en día esa costumbre ha cambiado, o bueno, mejorado para la época en la que estamos. Hace apenas 10 años, era mucho más común ver en el Vals el típico baile de la quinceañera con una muñeca preciosa vestida igual que ella, la cual representaba que la festejada dejaba de ser una niña y estaba lista para entrar al mundo de la adultez.


Con los antecedentes que tiene desde su creación, es evidente que las intenciones siguen siendo las mismas; venderle aquella niña a una sociedad, sacarla con un vestido espectacular, ponerle cantidades exageradas de maquillaje y hacerla parecer mayor, tener chambelanes que, con sus bailes, la están exhibiendo a todos los invitados presentes.


Culturalmente es una tradición llamativa, una fiesta en la que dan buena comida, buena bebida, en la que puedes ir vestido muy elegante y en definitiva hay buen entretenimiento: la chica es el entretenimiento.


Desde el mundo feminista, esta tradición es peligrosa, maneja costumbres que están obsoletas en la liberación actual de la mujer. La fiesta es únicamente un recordatorio de que esa mujer está lista para casarse, en el que su cuerpo también está cambiando y está listo para “traer bebés al mundo”.


Es una manera más de decirnos que estamos a la venta, de decirnos que los hombres (los machistas que todavía creen en el sistema patriarcal) siguen siendo dueño de nosotras, que la pasarela que hacemos al entrar al salón es para que vean lo hermosas que nos vemos esa noche. Pero no sólo es la fiesta, en general, los quince años implican dejar atrás todo lo que nos une a nuestra infancia.


Tal vez sea una tradición muy bonita, hacer toda la fiesta para nuestros invitados, tal vez toda la familia se esforzó mucho en organizar el evento (recordando que viene de un rito para vender a las muchachas), pero también debemos tomar en cuenta que esa costumbre es patriarcal, para muchas mujeres esta tradición suele llamarse la fiesta patriarcal.


Vale completamente la pena reformular esta tradición y actualizarla, ya que, también es verdad que, para muchas adolescentes es el día más esperado hasta ese momento de sus vidas.

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