El respeto al aborto ajeno es la paz.  

Tinta y tinte de una mujer

Valeria Aime Tannos Díaz

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| 06 Jun 2023 - 07:47hrs

La maternidad y el aborto han sido uno de los temas más controversiales en los últimos años, un tema en el que todos nos sentimos con el derecho a opinar; esencialmente los hombres y mujeres que no hemos sido madres, mujeres que son madres, mujeres que han abortado y muchas otras que no lo han hecho. Las conclusiones me parecen bastante lógicas y tácitas, pero debemos entender por qué, tomando en cuenta que en México menos de la mitad de los estados lo despenalizaron.


 


En platicas recientes con amigas y con mujeres en general, todas coincidimos en que es nuestro derecho abortar de manera legal y segura, incluso las mujeres que ya son madres llegan a comentar que, aunque ellas no lo harían, es decisión de cada mujer enfrentarse al reto de ser madres, o no, que todas deberíamos ser libres a elegir sobre algo tan importante como lo es la maternidad, sobre todo, a elegir sobre nuestros propios cuerpos.


 


En aquellas conversaciones con amigas y con un vino en la mano, sale mucho al tema la participación que tiene la pareja de la mujer que quiere, o no, tener al bebé. Independientemente de que los hombres se sienten con el derecho a opinar de todo, también sienten la obligación de decidir sobre el feto que está en el cuerpo de su pareja. Se les olvida que todavía no son los padres de nadie, que no es su cuerpo y que ese feto depende completamente del cuerpo de la mujer (o cualquier persona gestante).


 


Por supuesto que la paternidad es su derecho y también su obligación, pero medicamente, a las 12 semanas, que es el límite para la interrupción del embarazo, todavía se trata de un embrión, no tiene derechos humanos, no está vivo, ni es viable, entonces, ¿de quién es padre ese hombre? Ese embrión sí está dentro de la mujer, y sí se está alimentando de ella, los cambios físicos y hormonales caen sobre ella.


 


Aquellas amigas que tienen hijos mencionan también que es todo un reto la maternidad, que todos esos cambios son duros; cambios físicos y emocionales muy fuertes desde el embarazo; ellas también platican que es algo muy lindo cuando ves caminar a tu hijo por primera vez, cuando dice sus primeras palabras o cuando se va volviendo independiente, lo cual, me parece algo maravilloso. Definitivamente ser madres no es el propósito de vida de todas las mujeres y todas tenemos derecho a escoger si lo queremos, o no.


 


Desde hace más de 30 años existe la marea verde, la oleada feminista en pro de los derechos sexuales y reproductivos y, a estas alturas, se vale tener la libertad de decidir tomando en cuenta que una cosa no está peleada con la otra, puedes ser madre y también luchar por esa libertad para aquellas mujeres que no desean la maternidad.


 


Tal como lo dice Marta Lamas en su libro “aborto”: el respeto al aborto ajeno es la paz.


 


 


 


 


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