LA PARTE MÁS PELIGROSA.

Tinta y tinte de una mujer

Valeria Aime Tannos Díaz

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| 03 Mar 2023 - 14:57hrs

A principios de 2023, en el Instituto Veracruzano de las Mujeres, se tenían 104 expedientes contra servidores públicos por acoso sexual. El acoso sexual consiste en el comportamiento físico o verbal de naturaleza sexual que tenga el propósito de atentar contra la dignidad de una persona y el acoso laboral es el ejercicio del poder en una relación de subordinación en conductas verbales, físicas o ambas.


 


Dando esta pequeña introducción iré de lleno al acoso laboral; desde que vas a dejar tu curriculum a alguna dependencia de gobierno, o a alguna empresa privada. Pero esto viene desde más atrás, desde que naces siendo mujer y en el que llevas toda tu vida siendo acosada, desde que entras a la secundaria y viene el acoso por parte del niño al que le gustas, en la preparatoria cuando el ex novio no te deja en paz, en la universidad cuando algún maestro insinúa algo a cambio de una buena calificación; entonces entra ya la parte más peligrosa: el ámbito laboral.


 


Esa parte en la que necesitas desarrollarte profesionalmente. Retomamos ya el tema desde la entrevista que tienes con tu jefe; te vas vestida apropiadamente (muchas veces incomoda) porque sabes que vives en un país en el que antes de ellos preocuparse por acosar, debes preocuparte de ser acosada en un lugar seguro como tu trabajo. No debes enseñar mucho tus piernas porque más adelante será tu culpa por haberlo provocado, tampoco debes llevar un escote lindo porque entonces tú te lo buscaste.


 


Una vez que ya eres parte del equipo comienzan las llamadas fuera del horario laboral, o estos viajes de trabajo en los que “no puedes faltar”. Llega el momento de una insinuación, esa clase de insinuaciones que sabes que no son profesionales. Intentas hablar, alzar la voz, pero ahí mismo te callan porque lo ven como algo normal, como algo que lleva mucho tiempo pasando, algo que debes aguantar porque así funciona. Lo más peligroso todavía no llega, cada día son mas insinuaciones, más miradas lascivas, más favores que ya te llevan al punto no profesional y se vuelven personales, esas invitaciones que tú rechazas, pero son continuas y en algún momento llegará esa recriminación (de forma expresa, o no) por haberte contratado. Buscas una noche antes con mucho cuidado el tipo de ropa que vas a llevar para esas reuniones programadas y piensas en como no “provocar” a tu jefe. El acoso llega a un nivel en el que sabes que en cualquier viaje de trabajo corres peligro (irónicamente no debería haber peligro en el trabajo, en el cual pasas casi la mitad de tu día). Te orillan al punto de querer renunciar, de dejar atrás tus sueños del primer trabajo y esa ilusión del primer sueldo.


 


Como profesionistas y como mujeres, tristemente, sabemos lo que es vivir de esta manera, lo que es querer alzar la voz y no poder, tener ese miedo a que te quiten por lo que trabajaste o que cada día corras más peligro.


 


Tal como dice Marta Lamas: somos lo suficientemente clarividentes para no confundir el coqueteo torpe y agresión sexual.

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