![]() | Tinta y tinte de una mujerValeria Aime Tannos Díaz |
| 20 May 2025 - 10:23hrs
Toda la semana estuve pensando si era buena idea dar mi opinión sobre el asesinato de una mujer en Jalisco. Lo pensé mucho porque creo que hablar de temas tan delicados nunca debe tomarse a la ligera y debe hacerse con mucha responsabilidad, sobre todo si se trata de casos tan polémicos como éste. Así que decidí comentarlo, pero sin mencionar los hechos ni absolutamente nada relacionado con el caso.
Entonces decidí enfocar mi opinión sobre lo que pasó después de su muerte. Más que hablar de ella, quiero hablar de aquellas personas, la mayoría hombres, que sí se atrevieron a hacer comentarios insensibles, machistas, misóginos, equívocos y crueles sobre lo sucedido. Me ha quedado muy claro que incluso después de la muerte, a nosotras las mujeres, se nos sigue cosificando y sexualizando brutalmente.
Empezaré hablando de las redes sociales y la revictimización que la misma sociedad se encarga de llevar a su máxima potencia. En redes sociales como “X” (mejor conocida como Twitter), se visibiliza la opinión de todas las personas sin censura. Allí se muestran videos, fotos íntimas de las personas, se publican conversaciones y se culpa a quien sea, prácticamente por lo que sea. Se puede decir cualquier cosa sin consecuencias.
Mi algoritmo va dirigido a mujeres feministas y, en su mayoría, escritoras y autoras de libros. Sin embargo, cada vez que ocurre un asesinato o un feminicidio se filtran hombres a comentar y subir fotos de aquellas mujeres que han sido violentadas de cualquier forma. Esta vez me impresionó muchísimo ver el tipo de comentarios que se escribieron sobre el cuerpo de una mujer ya sin vida.
Es indignante que, pese a lo ocurrido y a la manera en la que sucedió todo, hubiera personas ansiosas por vaticinar lo que sucedería con el cuerpo de una mujer. Se trataba de comentarios necrófilos publicados en esa red social a menos de 24 horas del asesinato. Me parece muy peligroso que una red social permita que este tipo de personas puedan comentar cualquier cosa sin ningún tipo de restricción o castigo.
Existen otras plataformas en las que sí hay censura y no se permiten comentarios de esa índole, aunque ¿De verdad eso ayuda a la sociedad? Pensándolo fríamente, creo que no. Creo que eso no evita ningún tipo de crimen, pues se ha demostrado que muchas de las personas que cometen crímenes horribles lo han llegado a comentar previamente en redes sociales.
La revictimización, por supuesto, también está presente. He leído y escuchado comentarios echándole la culpa a la víctima. De hecho, lo he escuchado en casi todos los casos en los que una mujer sufre cualquier tipo delito (lo llegué a escuchar incluso sobre mí) ¿Tiene algo que ver con quién estuviera ella relacionada? ¿Tiene algo que ver lo que llevaba puesto una mujer al momento de ser violada o asesinada?
Me pregunto también si se es menos víctima por tener una relación con una mala persona, como si eso justificara que lleguen a matarte ¿No será que el mismo sistema propicia que los conflictos entre hombres tengan consecuencias negativas en sus parejas? ¿Serán las masculinidades tóxicas? ¿Seremos nosotras culpables por involucrarnos con alguien así? Tantas preguntas inundan mi cabeza y, sin embargo, sigo creyendo que la revictimización nunca estará justificada.
Está claro que a los hombres también se les hace esto, aunque de facto el motivo no es el mismo y eso me hace llegar a otro punto muy importante: la clasificación de un delito “controversial” y me refiero específicamente al delito de feminicidio, que, aunque estés a favor o en contra de que se encuentre en el código penal, la realidad es que está ahí tipificado y se aplica con mucha frecuencia.
Mi trabajo me ha permitido ver muy de cerca cómo funciona en la práctica la ejecución y la sentencia de este delito y también he visto muy de cerca la manera en la que erróneamente se utiliza. Haré una pequeña mención de lo que nuestro código penal dice al respecto: “Comete el delito de feminicidio quien por razones de género priva de la vida a una mujer” y se enlistan varias circunstancias, entre ellas una relación entre el activo y la víctima.
Prácticamente cualquier persona que tenga un vínculo familiar o amoroso puede actualizar el tipo penal, es decir, cumplir con las características de ese delito. Sin embargo, eso es algo muy difícil de encuadrar en la práctica. Aunque bueno, ni los fiscales saben cómo encuadrar este tipo penal. A lo que quiero llegar es que muchas veces no se trata de ese delito y aunque así lo quieran hacer ver, lo único que termina ocurriendo es que la víctima es revictimizada y las investigaciones entorpecidas.
Las únicas personas que salen perjudicadas con este tipo de confusiones son las mismas víctimas y sus familias que luchan diariamente por conseguir justicia. No estoy diciendo que todos los hombres del mundo tengan la culpa o que los periódicos o redes sociales sean culpables de lo que está pasando en el país, pero sí digo que todos tenemos un pedacito de responsabilidad y de culpa de todo nuestro entorno.
Hombre: si tú no pones un alto a esos comentarios de odio o encubres a tus amigos que abusan o violentan de cualquier manera, tienes una parte de la culpa. Y lo mismo pasa con nuestra responsabilidad en cómo usamos las redes sociales y a qué tipo de personas hacemos virales, qué tipo de videos e información compartimos y que clase de contenido difundimos antes de investigar de qué se trata.
Los medios de comunicación también están obligados a informarse correctamente antes de difundir una nota. Todos nosotros tenemos la obligación de cuidar lo que vemos, lo que compartimos y con quién lo difundimos. Todos somos parte de una sociedad y debemos parar la violencia y la revictimización a las personas víctimas de cualquier delito. Tal vez nosotros no podemos otorgar justicia a las personas quienes la necesitan, pero sí podemos darles respeto y empatía.