Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 15 Oct 2024 - 09:05hrs
Si usted ha sido elector, sabrá que el proceso consiste en llegar a la casilla, mostrar su credencial para votar y recibir un número de boletas –que no pasa de seis–, mismas que marca dentro de una mampara y después deposita en sendas urnas.
Hasta ahora, los ciudadanos mexicanos casi siempre hemos votado de manera muy sencilla: cruzando el emblema de uno o varios partidos políticos, mismos con los que nos hemos familiarizado mediante la propaganda política. A raíz de la reforma judicial, los procesos electorales se complicarán significativamente, pues, además de votar por gobernantes y representantes, ahora se incorporará la opción de elegir a juzgadores.
Los comicios judiciales –que se convocarán hoy– serán un merequetengue para los votantes, pues en lugar de recibir entre tres y seis boletas al acudir a la casilla, ahora recibirán varias más, que en nada se parecerán a las de siempre, pues no tendrán emblemas de partidos, sino largas listas de nombres.
La obstinación del oficialismo de someter a sufragio popular los cargos judiciales creará una situación muy difícil para votantes y funcionarios electorales. Cada tipo de elección tendrá su propia boleta –dice el nuevo artículo 515 de la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales–, y cada boleta contendrá los nombres de los postulados. Éstos podrán ser decenas o hasta centenares.
En la Ciudad de México, donde yo vivo, se elegirá en 2025 entrante la mitad de los cargos judiciales federales del Primer Circuito. La otra mitad se someterá a votación en 2027, junto con las elecciones de diputados federales y locales y alcaldes. Cuáles posiciones irán esta vez y cuáles la próxima se decidió ¡por tómbola! y antes de haber aprobado las leyes secundarias.
El número de cargos judiciales no es menor. De acuerdo con el directorio del Consejo de la Judicatura Federal, en esta capital hay 72 juzgados de distrito y 74 tribunales colegiados. Eso da un total de 294 cargos, pues los tribunales tienen tres magistrados cada uno. La mitad de esa cifra es 147, que son los que elegirán en menos de ocho meses.
Por cada uno de ellos, juez o magistrado, podrá haber hasta seis candidatos, que serán palomeados por los comités de selección que se establecerán en los tres Poderes de la Unión, sin que haya, hasta ahora, mayores criterios para aprobarlos o descartarlos.
Ateniéndonos a esos números, habría hasta 882 aspirantes a juez o magistrado, de entre los cuales el elector deberá seleccionar a 147. Aún no queda claro si habrá una sola boleta para jueces y otra para magistrados o si el “tipo de elección” implicaría separar los cargos por áreas de especialidad (laboral, penal, administrativa, etcétera) y, por tanto, agrupar a los candidatos en distintas boletas.
Pero eso no es todo, pues también habrá boletas para elegir a los ministros de la nueva Suprema Corte, magistrados electorales e integrantes del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ). Tan sólo en el Primer Circuito, eso implicará escoger entre otros 243 candidatos, para de ahí sacar a 19 funcionarios judiciales (nueve de la Suprema Corte, dos de la Sala Superior y tres de la Sala Regional del Tribunal Electoral y cinco del TDJ).
Así que si ningún procedimiento legal detiene la elección de juzgadores, el votante capitalino recibirá el 1 de junio próximo un mínimo de seis boletas, en las que podría aparecer un total de mil 125 nombres, de los que se tendrá que elegir a 166.
Luego, los escrutadores tendrán que hacer centenares de montoncitos de boletas para contar los votos recibidos por cada candidato. Todo esto implica un proceso que demoraría mucho más que el de las elecciones que hemos conocido.
A nivel nacional habría hasta 5 mil 379 candidatos para elegir a 881 funcionarios. Y ésos son sólo los federales, pues, cuando se incorporen los locales –puede ser en 2025 o 2027, según decida cada estado–, el torrente de aspirantes será aún mayor.
Si a usted no le ha quedado claro cómo y por quién votará, no se preocupe, pues no está solo. Ni siquiera lo saben explicar quienes han echado a andar este caprichoso proceso. Pero, ya sabe, a río revuelto, ganancia de pescadores. ¿Quién cree usted que tratará de beneficiarse de tal enredo?