¿Habrá un Espíritu de San Francisco?

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 09 Oct 2024 - 09:37hrs

En el último siglo, las elecciones presidenciales en México y Estados Unidos se han celebrado el mismo año en 10 ocasiones.


Desde 1928, cuando nuestro país regresó a los periodos de gobierno sexenales, la coincidencia ha ocurrido cada 12 años.



Sin embargo, sólo cuatro veces mexicanos y estadunidenses han estrenado presidente en el mismo ciclo electoral. Ésta podría ser la quinta, dependiendo de la decisión que tomen los votantes en el otro lado de la frontera.


En enero próximo, podría haber una nueva inquilina en la Casa Blanca. Si gana Kamala Harris la elección, sería la primera vez que una mujer llega a la Presidencia de Estados Unidos. Hace nueve días, sucedió lo mismo en Palacio Nacional, con la asunción de Claudia Sheinbaum.


Cada 24 años, en promedio, los nuevos presidentes de México y Estados Unidos han tenido la oportunidad de aprovechar la frescura compartida para relanzar la relación bilateral, aunque esto no siempre se ha concretado.


En noviembre de 1924, Hebert Hoover ganó la elección presidencial luego de que el presidente Calvin Coolidge declinó buscar la reelección (igual que sucedió con Joe Biden). Menos de cuatro meses antes, había sido asesinado en México el presidente electo Álvaro Obregón, quien ya había gobernado.


Tras el magnicidio, subió a la Presidencia, como mandatario interino, Emilio Portes Gil. El tamaulipeco no tuvo relación directa con Hoover, pero negoció que fuera recibido en la Casa Blanca el presidente electo Pascual Ortiz Rubio, votado en los comicios extraordinarios de 1929.


La siguiente ocasión en que se estrenaron juntos los presidentes de México y EU fue en 1952, cuando fueron elegidos Adolfo Ruiz Cortines y Dwight Eisenhower, ambos nacidos en 1890. En septiembre de 1953 se reunieron por primera vez. Desde que Manuel Tello entregó sus cartas credenciales como embajador, Eisenhower había manifestado interés en visitar México; incluso dijo que se abstuvo de asistir a la toma de posesión de su homólogo para no sentar un precedente. La reunión, en la fronteriza presa Falcón, se convirtió en un gesto para enfatizar la buena voluntad de Washington hacia México.


En 1976, José López Portillo y Jimmy Carter ganaron sus respectivas elecciones. Ambos fueron vistos por sus conciudadanos como los heraldos de una nueva época, que dejaba atrás el oscurantismo de las presidencias de Luis Echeverría y Richard Nixon. Sin embargo, su vínculo fue uno de los peores en la historia de la relación bilateral.


En Mis tiempos, sus memorias, López Portillo se mofa del discurso de su homólogo en el marco de una cumbre. Fue, dice, “hecho de lugares comunes, sin verdaderas tesis de fondo y con alusiones circunstanciales muy flojas”.


En 1988, surgió la que quizá sería la mejor relación entre presidentes de México y Estados Unidos: la de Carlos Salinas de Gortari y George Bush (padre). El 22 de noviembre de ese año, se reunieron, siendo ambos presidentes electos. El encuentro fue bautizado como el Espíritu de Houston y ése fue el punto de partida para negociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor en 1994.


Doce años después, volvió a darse la coincidencia. Vicente Fox y George W. Bush, elegidos ambos en 2000, se reunieron en Guanajuato para celebrar sus coincidencias y su afecto por el modo de vida rural y las botas y sombreros vaqueros. Sin embargo, la invasión estadunidense a Irak agriaría la relación, pues Fox no pudo evitar que su representante en Naciones Unidas, Adolfo Aguilar Zinser, rechazara las pruebas que ofreció Washington para derrocar al régimen de Saddam Hussein.


En el actual ciclo electoral se podría dar de nuevo la ocasión de que los gobiernos de México y Estados Unidos arranquen juntos e inicien una etapa en la que se dejen atrás las recriminaciones de los últimos seis años.


Si es Kamala Harris, podría darse con Claudia Sheinbaum una relación marcada por la sororidad. Quizá, un Espíritu de San Francisco. Pero si Donald Trump se levanta como ganador de la elección del 5 de noviembre, no habrá estreno simultáneo y, seguramente sí, mucha acritud e incertidumbre.

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