México necesita que lo vean más

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 20 Sep 2024 - 09:19hrs

La toma de posesión de la primera mujer Presidenta de México no tendrá como invitados especiales a ninguno de los jefes de Estado o de gobierno del Grupo de los Siete (las economías más grandes del mundo), y únicamente a uno del Grupo de los Veinte, del que nuestro país forma parte.


Tampoco vendrá la gran mayoría de las mujeres con posiciones de liderazgo en sus respectivas naciones, como las primeras ministras de Italia, Dinamarca, Lituania, Letonia y Namibia, y las presidentas de Grecia, Moldavia, Islandia, India, Georgia, Trinidad y Tobago, Tanzania y Etiopía, países con los que México tiene relaciones diplomáticas.


De acuerdo con la lista que divulgó el miércoles la propia Claudia Sheinbaum, hay –hasta ahora– ausencias muy inquietantes, como la del rey Felipe VI de España, quien ha venido a todas las tomas de posesión en México desde 2000; primero, como príncipe de Asturias, a las de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, y ya como monarca, en 2018, a la de Andrés Manuel López Obrador.


En la lista divulgada no queda claro quién representará a Canadá, país socio de México en el T-MEC, ni de ninguna nación europea fuera de Alemania, que enviará a un expresidente. Tampoco se sabe si estarán representados China, India, Japón y Corea del Sur, países asiáticos de gran relevancia económica y diplomática.


De los 16 mandatarios confirmados, 13 son de América Latina y el Caribe –región que tiene 33 países– y tres son de África. Entre ellos, quien más destaca es el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Las únicas dos mujeres mandatarias que han dicho que vendrán son las de Honduras y Haití.


“Es una lista de segunda división”, me dijo ayer, en Imagen Radio, el internacionalista Fausto Pretelín, quien considera que la futura presidenta Sheinbaum está cosechando el desdén que López Obrador ha tenido por la política exterior.


El tabasqueño es el Presidente que menos ha viajado al extranjero desde Gustavo Díaz Ordaz. De acuerdo con Pretelín, López Obrador ha estado un total de 16 días de su mandato fuera del país. En comparación, Vicente Fox estuvo 257 días; Enrique Peña Nieto, 218; Felipe Calderón, 188; Carlos Salinas de Gortari, 165, y Ernesto Zedillo, 142 días.


En el sexenio que está por terminar, tres embajadores mexicanos han sido declarados persona non grata, y nuestro país se peleó –en distintos grados– con España, Canadá, Estados Unidos, Panamá, Perú y Ecuador. Algunos de esos conflictos se ven reflejados en las ausencias de sus respectivos líderes.


Sin embargo, hay otras faltas que suenan a bendición, como la del venezolano Nicolás Maduro, cuyo gobierno no ha podido mostrar las actas de su supuesto triunfo electoral y acaba de mandar al exilio a su rival en los comicios. O la del nicaragüense Daniel Ortega, quien encarceló a sus contrincantes la última vez que fue a las urnas y ahora la emprende contra cualquier disidente, incluidos los obispos católicos.


También será agradecible para el gobierno mexicano –aunque no lo diga– la ausencia del ruso Vladimir Putin, quien había acusado recibo de la invitación, pues, en caso de presentarse en territorio mexicano, tendría que ser aprehendido y entregado a la Corte Penal Internacional, que lo busca por el secuestro de miles de niños ucranianos.


Una de las primeras decisiones que deberá tomar la presidenta Sheinbaum es si seguirá la misma política exterior de su predecesor o se distanciará de ésta y llevará a México a retomar el lugar que alguna vez tuvo en el concierto de las naciones.


Ya se sabe que acudirá a la reunión del G20 en Brasil, a celebrarse en noviembre, pero también ha enviado señales de que seguirá la política exterior actual, como su rechazo a aceptar la invitación de Volodímir Zelenski de visitar su país –hecha en la entrevista que realicé hace unos días al presidente ucraniano– y decir que ella no piensa viajar mucho “porque nuestra responsabilidad está aquí”.


Considerando lo importante que puede ser una diplomacia activa para un país que necesita dar confianza a los inversionistas, convendría ver a México con mayor presencia en el mundo.

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