Ucrania, convencida de que puede ganar

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 12 Sep 2024 - 10:43hrs

He estado en Ucrania desde el domingo pasado, revisando de cerca las consecuencias de la invasión rusa que comenzó hace 932 días.


En los días que llevo aquí, el conflicto ha escalado peligrosamente. La información de que Irán habría provisto de misiles de corto alcance a Rusia provocó que el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, y el ministro de exteriores británico, David Lammy, realizaran una visita relámpago a esta capital, donde se esperaba que prometieran una extensión a la ayuda para que Ucrania haga frente a esta nueva amenaza contra su población.



Las consecuencias de ese aprovisionamiento de misiles –que podría estar listo para utilizarse en pocas semanas, según me reveló ayer Oleksandr Lytvynenko, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa– es que liberará los misiles balísticos rusos de mediano y largo alcance para que puedan ser usados y alcanzar objetivos mucho más adentro de Ucrania.


Entrevistado en su oficina, Lytvynenko informó que son pocos los sistemas antiaéreos que pueden interceptar los misiles que vuelan menos de 120 kilómetros.


“Eso nos obliga –agregó–, a destruir los depósitos de armas y plataformas de lanzamiento dentro de territorio ruso, antes de que puedan usar esos misiles. Y para ello necesitamos que nuestros aliados nos permitan emplear de esa manera el armamento que nos surten”.


Hasta ahora, ha habido reticencia de Estados Unidos y los países europeos para que Ucrania haga algo más que defender sus ciudades. El nerviosismo de esos aliados se incrementó a raíz de que los ucranianos lanzaran una ofensiva contra la región rusa de Kursk el 6 de agosto pasado.


—¿Qué ha logrado esa estrategia? –le pregunto a Oleksandr Lytvynenko.


—Yo diría que tres cosas: primero, evitar nuevas incursiones rusas en nuestro país; segundo, levantar la moral de nuestras fuerzas, y tercero, mostrar que podemos atacar a Rusia en su territorio sin que Putin pueda hacer nada para defenderlo.


No queda claro cuánto apoyarán los aliados esa estrategia. Anoche, luego de la reunión entre Blinken, Lammy y el presidente Volodímir Zelenski, el primero posteó en X un mensaje de apoyo genérico, acompañado de una foto del encuentro.


Horas antes, durante la cuarta conferencia de la Plataforma de Crimea, iniciativa que tiene por objetivo consolidar la atención internacional en la ocupación rusa de esa península ucraniana y que reunió a los mandatarios de Lituania, Letonia, Croacia y Ucrania, un reportero preguntó a Zelenski qué tan optimista estaba de que Blinken llegara a Kiev (Kyiv) con una renovación del paquete de ayuda militar, pero, además, con la anuencia de Washington que se use contra objetivos en territorio ruso.


“No depende de mi optimismo, sino del suyo”, respondió el mandatario.


Y ante otra interrogante sobre el presunto aumento de las presiones de los aliados para que busque una salida negociada al conflicto, afirmó: “No he dado facultades a nadie para conversar por nosotros”.


El liderazgo ucraniano está convencido de que una victoria sobre Rusia es posible. Se lo he escuchado esta semana a varios dirigentes del país, incluido el propio Zelenski, con quien le presento una entrevista en esta misma edición de Excélsior.


El presidente confía en su Plan de la Victoria, que consiste en aumentar la presión internacional para elevar a Rusia el costo de la invasión. Pero, como dice él mismo, quienes tienen que mostrar optimismo en esa ruta son, sobre todo, sus aliados.


BUSCAPIÉS
*En 1934, poco antes de la toma de posesión del presidente Lázaro Cárdenas, éste anunció un gabinete que incluía, como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, a Rodolfo Elías Calles Chacón, mejor conocido como Fito, hijo del Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles. Ese episodio de nepotismo fracasaría, como ha sucedido con otros. La práctica de los presidentes de promover políticamente a sus hijos nunca ha sido popular ni exitosa.

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