En la negación

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 19 Sep 2024 - 09:31hrs

“La noticia acerca de Sinaloa está envuelta en una propaganda de mentiras, de sensacionalismos, de alarma, para inducir miedo a la población, todo esto promovido por nuestros adversarios, así de sencillo”, expresó ayer el presidente López Obrador.


“Ustedes ven los periódicos vendidos o alquilados al conservadurismo y las redes sociales, y tienen el tema de Sinaloa (…) La verdad, es una campaña que intenta desprestigiar al gobierno que represento y a mi persona”, añadió en su conferencia matutina.


Uno de los sellos del sexenio que está por terminar es la minimización o, de plano, la negación de los problemas del país. Esto ha sido sistemático, igual que propalar el cuento de que la mera exposición de esos problemas es una campaña para dañar a López Obrador en lo personal.


Dicha narrativa ha servido para liberar al gobierno de sus responsabilidades, particularmente de la más importante para cualquier autoridad: brindar seguridad a los gobernados. Si el problema no existe, tampoco la necesidad de atenderlo.


La actual violencia en Sinaloa es el ejemplo más reciente de esa indolencia. Las propias cifras del gobierno federal dan cuenta de 39 asesinatos en el estado entre el 9 y el 17 de septiembre. Son menos que los 48 que registraban los medios hasta ayer por la tarde –incluyendo los seis del miércoles 18–, contados desde el inicio de los enfrentamientos entre el grupo de Los Chapitos y el de El Mayo Zambada, pero no deja de ser una cifra alarmante.


Entre los crímenes que se han documentado está el de una mujer, identificada como Claudia Guadalupe, de 35 años, cuyo cuerpo apareció tirado sobre el libramiento sur de la capital estatal, conocido como La Costerita, a la altura del motel New York. Tenía la cabeza envuelta en cinta y dos impactos de bala. Ése fue uno de los seis cadáveres que se encontraron en Culiacán al amanecer de ayer.


Otro fue el de un hombre identificado como Víctor Francisco, de 34 años, cuyo cuerpo semidesnudo, cubierto con una cobija, fue encontrado en un camino de terracería, entre la avenida Mármol y la carretera hacia Sanalona, en la colonia Campesina El Barrio, en el oriente de la ciudad. Junto al cuerpo había un sombrero marcado con las letras MZ.


Y así se pueden enumerar, uno por uno, los asesinatos ocurridos en Culiacán y otros municipios del estado a partir del 9 de septiembre, cuando comenzó el enfrentamiento entre los dos grupos mencionados, luego de que Ismael El Mayo Zambada fuera engañado por uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y subido a un avión que los depositó a ambos en Estados Unidos, donde eran buscados.


Todos los datos provienen de la fiscalía estatal, cuyos peritos acuden a levantar los cuerpos. ¿Cuál es la “propaganda” y cuáles son las “mentiras” de dicha información, que, como digo, es divulgada por fuentes oficiales?


Negar la violencia que azota desde hace diez días a la capital sinaloense es una ofensa para los habitantes de Culiacán. No solamente para los familiares de los asesinados y secuestrados –entre los cuales seguramente hay gente que nada tenía que ver con actividades delictivas, como la joven Daniela, de 19 años, que perdió la vida el domingo 15, en la colonia Miguel Hidalgo–, sino para decenas de miles que no han querido salir de sus casas por temor a quedar en medio del fuego cruzado.


¿Qué pensarán de las declaraciones del Presidente los padres que no han llevado a sus hijos a la escuela, los trabajadores que no han salido a ganarse la vida y los comerciantes que no han aprovisionado sus negocios?


¿Irá él a Sinaloa a convencerlos de que todo lo que están padeciendo es producto de una campaña de los medios de comunicación, que realmente no está pasando nada?


¿Se habrán quedado tranquilos los culichis al escuchar al comandante de la III Región Militar decir que el fin de la violencia llegará cuando dejen de pelear los dos grupos delincuenciales? A López Obrador se le eligió para resolver los problemas de los mexicanos, no para negarlos o echarle la culpa a alguien más.


Hoy está a doce días de terminar su periodo y de dejarle a su sucesora un polvorín en Sinaloa.

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