Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 26 Jun 2024 - 09:08hrs
El artículo 16 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos es muy claro:
“El Alto Mando del Ejército y Fuerza Aérea lo ejercerá el Secretario de la Defensa Nacional, el cual será un General de División del Ejército, hijo de padres mexicanos; y que, con objeto de establecer distinción respecto del resto de militares del mismo grado, se le denominará solamente General”.
No existe, pues, la posibilidad legal de que el titular de la Sedena sea un civil. A pesar de ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a entender, durante una conversación con un grupo de caricaturistas, dentro del programa de televisión El Chamuco, que se transmitió el domingo por Canal 22, que la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, le había ofrecido ser su secretario de la Defensa Nacional.
Todo comenzó cuando uno de los caricaturistas le preguntó sobre el “avance terrible” de la ultraderecha en el mundo, “con una amenaza de guerra en Europa”.
Después de afirmar que no ocurrirá tal guerra, López Obrador dijo que daría una “exclusiva” a sus interlocutores, y entonces les reveló parte de lo que, se supone, fue una conversación privada entre él y Sheinbaum.
“Hemos estado platicando. Ahora estamos saliendo (de gira) juntos. Y entonces me empezó a decir lo que había sucedido durante la Segunda Guerra Mundial (…) de que ya se había retirado el general (Lázaro) Cárdenas, (y que) entonces viene la Segunda Guerra Mundial y el presidente (Manuel) Ávila Camacho lo llama y vuelve a ser, porque ya había estado (en el cargo), secretario de la Defensa, je, je. Entonces cuando me empieza a platicar, este, Claudia, entonces ‘no, no, no, esa historia ya me la conozco’, le digo, ‘pero no va a haber guerra’”, relató López Obrador.
Ayer, durante su conferencia matutina, el tabasqueño volvió sobre el tema. A la pregunta de a qué se refirió el 7 de junio, cuando dijo que sólo volvería a la vida pública si “mi presidenta” se lo pedía, respondió que eso sólo sucedería si “hubiese una situación gravísima, por ejemplo, una invasión, una guerra, pero eso no va a haber”.
-¿Dejaría su retiro? —se le insistió.
-No, (pero) si me pide que yo ayude en algo, ayudo, sí, ahora sí que la patria es primero.
Avezado en comunicación y en política, como lo es, el Presidente debe saber las implicaciones de decir —sea cierto o no— que la virtual Presidenta le relató lo que hizo Lázaro Cárdenas en el sexenio de su sucesor. Para comenzar, no es la primera vez que se refiere, en el contexto de su propia sucesión, al relevo de Cárdenas por parte de Ávila Camacho. Lo hizo en el Zócalo, el 18 de marzo de 2023, al demandar a quienes buscaban sucederlo que no zigzaguearan, refiriéndose a que Cárdenas no se atrevió a designar como sucesor a Francisco J. Múgica, con quien tenía mayor afinidad ideológica.
Ahora recurre al recuerdo de Ávila Camacho, quien en enero de 1942 designó a su predecesor como comandante militar de la región del Pacífico —luego del bombardeo japonés contra Pearl Harbor— y, nueve meses después, lo hizo secretario de la Defensa Nacional, cargo que el general Cárdenas ocupó hasta el final del conflicto mundial, en 1945.
Si es que la conversación con Sheinbaum fue como la relata López Obrador, lo primero que debió decir el tabasqueño es que los civiles están impedidos por ley para ocupar la titularidad de la Sedena.
Sus palabras me recordaron las veces que ha dicho que él no cree en la reelección, sin mencionar casi nunca que está prohibida por la Constitución, la cual, obvio, tiene un valor superior a su opinión. Si de verdad piensa retirarse a vivir en Palenque dentro de tres meses —y que incluso no volverá a dejarse ver en público, como ha dicho varias veces—, lo mejor que podría hacer López Obrador es dejar de contaminar el ambiente con insinuaciones de que, bajo ciertas circunstancias, él podría seguir presente en la vida pública del país.
Uno tiene que preguntarse por qué su jubilación se ha convertido en tema favorito del Presidente, quien comenzó a hablar de ello en 2021 y no ha parado. ¿Será que, como dice el dicho, quien mucho se despide pocas ganas tiene de irse?