Sin frenos

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 07 Nov 2023 - 10:52hrs

Aficionado como es a los trenes, el presidente Andrés Manuel López Obrador debiera saber que una locomotora tiene que ir bajando la velocidad antes de llegar a la estación, pues hacerlo de golpe, al final del trayecto, puede ocasionar que la carga del convoy, sobre todo si es pesada, la haga patinar sobre los rieles y se provoque una colisión.


El ritmo frenético de su actividad –o, para ser preciso, de sus apariciones públicas– muestra que el mandatario está gestionando mal la idea de dejar el poder. En eso, claro, no está solo. Les ha pasado a todos los presidentes, pero algunos no han dejado que la nostalgia que produce el último tramo del sexenio los gobierne y mal aconseje.


Ya lo había comentado yo aquí hace un par de meses, cuando acababa de entregar el “bastón de mando” a Claudia Sheinbaum. A López Obrador, vaticiné, le iba a costar mucho trabajo ir desapareciendo de la escena pública, una costumbre del sistema político que ha permitido al eventual sucesor –de entrada, a la persona que postule su partido para ocupar el cargo en el siguiente periodo presidencial– ir sintiendo las riendas del país. La rotación sexenal, en la que un presidente “muere” políticamente para que “nazca” otro ha sido garantía de estabilidad, y hoy no se está cumpliendo la mecánica.


López Obrador muchas veces ha puesto de ejemplo a su predecesor Adolfo Ruiz Cortines. Cuando éste decidió –en aquellos tiempos de partido hegemónico– que Adolfo López Mateos sería su sucesor, le anunció en privado que ambos no volverían a verse sino hasta el día de la toma de posesión. El misterio de aquel destape quedó enterrado por décadas, hasta que estudiosos, como mi compañero de páginas José Elías Romero Apis, documentaron el proceso mediante el cual Ruiz Cortines decidió “por sí y ante sí” quién sería el próximo presidente.


En cambio, López Obrador ha hecho caso omiso de la conseja popular de que no debe mostrar al público cómo se fabrican las salchichas o las leyes, o, en este caso, las candidaturas. Él nos ha dado a todos un paseo por la fábrica, en la que se le puede ver apretando todos los botones, para que sepamos “quién manda aquí”. Nadie debe ser tan ingenuo como para creer que López Obrador no participaría en la designación de la candidata del oficialismo, pero el tabasqueño no dejó nada a la imaginación. Por si quedaba alguna duda, ahí están las fotos que se tomó en el Templo Mayor, con Sheinbaum a un lado, la noche que le entregó el “bastón de mando”.


Pero, como algunos han apuntado correctamente, una cosa es el bastón y otra es el mando. En estos momentos, ese símbolo se ha tornado en un grillete, que no deja crecer a la aspirante presidencial de Morena y adquirir su propia personalidad y fuerza políticas.


Hoy estamos ante dos hechos que lo demuestran:


1) la batalla en el seno del oficialismo para obtener la postulación para la Jefatura de Gobierno de la capital, el cargo que anteriormente detentó Sheinbaum, que ha colocado a ésta ante dos malas disyuntivas: imponer a su candidato favorito y que se intensifique la rebelión interna o aceptar que la candidata sea otra y comenzar la campaña exhibiendo debilidad. Es lógico suponer que el Presidente podría llamar a Clara Brugada y pedirle que decline por Omar García Harfuch. Si no lo hace, es por algo. Y la prolongación del lapso para definir las candidaturas en Morena sólo ha añadido mayor presión para Sheinbaum.


Y 2) la negativa de López Obrador de hacerse ojo de hormiga para que ella pueda crecer. La agenda del Presidente en las 47 semanas que quedan de su periodo no ha dejado de llenarse. Por ejemplo, acaba de anunciar que la inauguración del Tren Maya será por etapas, la primera de ellas el 15 de diciembre. Podemos imaginar, pues, varios recorridos en los que López Obrador será el protagonista.


Para que Sheinbaum terminara de desarrollarse como sucesora potencial y dejara de proyectar esa imagen de ser una extensión de López Obrador, éste tendría que renunciar a su protagonismo, como seguir con las conferencias mañaneras, mismas que siempre roban cámara a los recorridos de ella. Sin embargo, no parece que eso vaya a ocurrir pronto.

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