Tinta y tinte de una mujerValeria Aime Tannos Díaz |
| 19 Sep 2023 - 08:15hrs
Desde que estamos en primaria se nos ha enseñado a los grandes de la independencia de México, a Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, e incluso a Agustín de Iturbide; entre otros que no son tan mencionados. Fue hasta hace pocos años que empezamos a escuchar de las grandes heroínas de la Independencia.
Empezaron a escuchar más acerca de Josefa Ortiz de Domínguez, la famosa corregidora de Querétaro; Leona Vicario, que a sus cortos 24 años demostró su amor a la patria y fue una heroína del México Libre; Gertrudis Bocanegra, la heroína del pueblo que ayudó siempre a los rebeldes. Pero falta una mujer importante de la que muy poco se ha hablado; incluso de la que únicamente se ha hablado por su libertad sexual para esa época.
María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como “la güera Rodríguez” es considerada hoy como una de las 4 mujeres insurgentes, una mujer a la cual describen como inteligente, de carácter fuerte y de una belleza excepcional, misma razón por la cual pareciera que no se le hacía la mención y el reconocimiento que ahora se le da.
Por lo que sí se hablaba de ella era por los estereotipos que rompía por su carácter libre, por la manera en la que“seducía” a los insurgentes con su belleza, incluso afirman que Manuel Tolsá se inspiró en ella para esculpir a la Virgen de la Profesa. Poco se le reconoce como mujer que amaba la libertad de su patria tanto como a su libertad como mujer.
En la actualidad ha obtenido mayor reconocimiento. En el 2011 se hizo una escultura de ella en el museo de la mujer, como parte de las mujeres insurgentes; se habla de que podría ser parte de las primeras feministas en México debido a las creencias de libertad que tenía respecto a la mujer.
Ampliamente criticada por su fuerte amistad con Alexander Von Humboldt y Simón Bolívar, pero quizá la razón más fuerte por la que se hizo famosa era por la supuesta relación que tenía con Agustín de Iturbide. De lo único de lo que parecía hablarse respecto de ella era de su libertad sexual y de todas las parejas que se dice que tuvo.
Durante mucho tiempo se le ha atribuido también la redacción del Plan de Iguala, de igual manera como principal responsable de la independencia de México por su habilidad e inteligencia para defender y pelear por lo que ella creía. Sin duda ha sido una mujer silenciada por la historia, una mujer a la cual no se le reconocieron sus logros como lo hemos visto con otras de las mujeres importantes a lo largo de la historia de México.
Hoy me doy cuenta, con la información que hay sobre ella, que ha sido más importante y más estudiada su aparente vida sexual, que todos los retos que enfrentó y todo el sacrificio que tuvo que hacer por su país y por la gente que amaba. Una mujer maltratada y silenciada, una mujer criticada por “sus amantes” más que aplaudida por sus labores altruistas.
Considerada una mujer feminista peleó también por el lugar de las mujeres dentro de una época en la que era imposible pensarnos como mujeres iguales a los hombres, peleó hasta el final por su libertad y por su propia toma de decisiones sin pensar en que eso estuviera mal visto por la sociedad y por los mismos hombres cercanos a ella.
Ahora no estamos tan lejos de aquel panorama, a las mujeres muchas veces se nos sigue juzgando por nuestra vida sexual más que por otras cosas. A las mujeres dentro de la política se les juzga al llegar a algún cargo importante pensando primero en con quién tuvo que acostarse para llegar ahí entes de hablar de ella por los logros y sacrificios que ha tenido para llegar a ese cargo.
A las mujeres se nos hacen caras y se nos hace a un lado cuando hemos tenido más de una pareja sexual, más de un novio, más de un matrimonio e incluso, en pleno 2023, un divorcio; siempre se habla de nosotras y de nuestro valor dependiendo de la cantidad y de la cualidad de los hombres con los que hemos estado, dejando de vernos como seres humanos independientes y exitosos cuando esa lista excede a dos parejas.
Es sorprendente que las cosas no han cambiado tanto desde la independencia en 1810 hasta la actualidad; tenemos que seguir justificando en nosotras mismas lo que es “natural” en los hombres porque así funcionan las cosas en nuestra sociedad, debemos seguir cuidándonos en el trabajo porque parece que siempre se nos ve objeto de nuestro jefe, de nuestro compañero y, en general, de toda nuestra vida laboral.
Y tenemos que seguir en este discurso diario en el que nos defendemos, y tenemos que justificar cada movimiento que hacemos, cada salida que tenemos para divertirnos, cada ascenso que tenemos en el trabajo y cada relación amorosa por la que hemos estado.
La güera Rodríguez es un claro ejemplo de lo que muchas mujeres vivimos hoy en día, de que a pesar de que pasen los años las cosas parecen no avanzar mucho, que se nos sigue juzgando como en aquella época y que no importa que logremos la independencia de nuestro México; por encima de nosotras siempre estará la verdad de los hombres que nos juzgan por el número de nuestras parejas sexuales.
Tal como lo era para la feminista y ex primera dama de Estados Unidos Eleanor Roosevelt: “las mujeres con buen comportamiento rara vez hacen historia”.