La rebelión de la hoja en blanco

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 29 Nov 2022 - 09:08hrs

Hace apenas un mes, el presidente Xi Jinping se hacía del poder absoluto en la República Popular China, al grado de correr a su predecesor, Hu Jintao, de la sala donde se llevaba a cabo la sesión de clausura del congreso del Partido Comunista, que acababa de otorgarle un tercer mandato, convirtiéndolo en el líder más poderoso del país desde Mao.


Al elegir a puros incondicionales como nuevos miembros del dominante Comité Permanente del Buró Político del Comité Central, Xi había anulado en los hechos cualquier posibilidad de cambio. Y como señal de lo firme que estaba en el mando, se entrevistó por primera vez con el presidente estadunidense Joe Biden e incluso regañó en público al primer ministro canadiense Justin Trudeau. Nada en el horizonte parecía ser capaz de hacer sombra al supremo líder chino, pero —incluso en las circunstancias más complejas— las sociedades siempre encuentran la manera de contradecir lo que parece un destino escrito en piedra.


A veces, basta una chispa para quemar la pradera. Así ocurrió en Urumqi, capital de la remota provincia occidental de Xinjiang, donde un incendio en un edificio de departamentos, ocurrido el jueves pasado, se convirtió en el detonante de una serie de protestas a nivel nacional, en las que, incluso, se está exigiendo la renuncia del presidente Xi. Diez personas murieron en la conflagración y otras tantas se encuentran heridas. Las imágenes que mostraban cómo las controvertidas medidas de contingencia contra la pandemia, conocidas como “covid cero”, impidieron una rápida evacuación de los residentes, así como la pronta llegada de los cuerpos de emergencia, produjeron una gran indignación.


Urumqi, una ciudad de unos cuatro millones de habitantes, ha estado bajo un confinamiento severo desde agosto pasado, pese a que sólo se han detectado oficialmente cien casos de covid. Allí y en otras partes de China, dichas medidas han afectado la vida cotidiana y generado graves afectaciones a la economía. Las imágenes de residentes de Urumqi con hojas en blanco en la mano dieron la vuelta al país, pese al control de los medios de comunicación y redes sociales por parte de Pekín. Algunas fuentes dicen que se trataba únicamente de llamar la atención de los bomberos, para indicar el camino hacia el edificio en llamas, mientras otras sostienen que era una evocación de las protestas de 2020 en Hong Kong, cuyos habitantes protestaron de esa manera contra la censura.


El caso es que la zh?ng báizhi b?n (hoja en blanco) se ha convertido en un símbolo para manifestantes a lo largo del país, al grado que las autoridades prohibieron la venta de papel para impresora A4 —el tipo de hoja enarbolado en las protestas— a partir de las cero horas de hoy. En la ciudad de Chongqing, al suroeste del país, las autoridades trataron de llevarse a un hombre que sostenía una hoja y gritaba que prefería no vivir a hacerlo sin libertad. Una multitud impidió que se efectuara la detención. En ocasiones puede parecer que un régimen lo tiene todo bajo control sin reparar en las corrientes subterráneas de descontento que ablandan el suelo bajo sus pies.


BUSCAPIÉS


“Vamos a seguir dando seguridad a la gente”, dijo ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, poco después de que la ciudad de Nuevo Laredo fue paralizada por enfrentamientos que llevaron a suspender clases y a que el consulado estadunidense pidiera a sus ciudadanos resguardarse. Todo se derivó de la detención de Heriberto Rodríguez Hernández, alias Negrolo, jefe del Cártel del Noreste, quien había asumido el control de la organización criminal luego de la detención, en marzo pasado, de Juan Gerardo Treviño Chávez, alias El Huevo, cosa que en su momento provocó también una serie de balaceras. Y es que ésa es la realidad de Nuevo Laredo y muchas ciudades del país: la caída de un líder delincuencial provoca el ascenso de otro. Lo de brindar seguridad a la gente debiera ser entendido de otra forma, no dejarlos que vivan de crisis en crisis. Claro, el gobierno dirá que todo es culpa del neoliberalismo, pero no podrá tapar el hecho de que ofreció sacar al país de este círculo vicioso y no lo ha logrado.


 

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