Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 01 Nov 2022 - 09:35hrs
Ayer, el Inegi informó que la economía mexicana habría crecido 4.3 por ciento en el tercer trimestre del año, comparado con el mismo periodo del año pasado, y 1 por ciento respecto del trimestre anterior. El desempeño sería mejor a lo esperado. Uso el condicional porque el dato aún deberá confirmarse el 25 de noviembre. Como sea, se trata de una muy buena noticia, habida cuenta de la difícil situación económica por la que atraviesa el mundo.
De entrada, se confirma que México es el país con mejores posibilidades de aprovechar la desvinculación comercial de Estados Unidos y China. Ésta ha propiciado que muchas empresas reconsideren la localización de sus centros de manufactura para estar mucho más cerca del principal mercado del orbe, un fenómeno que se conoce como nearshoring. Es verdad que el PIB de México aún está 3.6 puntos porcentuales por debajo del nivel que tenía en 2018, cuando entró en funciones el actual gobierno. Incluso un crecimiento de 2.4 por ciento en 2022 –algo que parece realizable— lo mantendrá en ese terreno negativo y es muy probable que la expansión económica acumulada del sexenio sea modesta, seguramente la más baja desde el periodo del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988).
Sin embargo, el país podría sentar las bases para avanzar más en el futuro. Quizá sea suficiente con no hacer cosas irracionales, fuera de la ortodoxia económica. Cualquier país que quiera atraer inversiones y lograr un crecimiento sostenido sabe las cosas básicas que debe aportar: certeza jurídica en el presente y el futuro, facilidad para emprender, energía suficiente para que opere la industria de transformación, formación de cuadros que requieran las empresas, infraestructura adecuada para mover insumos y productos terminados, etcétera. México ya tiene una ubicación geográfica envidiable. Para prosperar, lo único que tiene que hacer es cumplir razonablemente con las condiciones que aseguren un buen clima de negocios. Tendría que sabotearse a sí mismo para perder las oportunidades que el actual entorno mundial le está ofreciendo. Por supuesto, nada asegura que no haga esto último. Las ideas populistas se han convertido en una fuerte tentación para tratar de hacer las cosas de otra manera, de salirse de la supercarretera iluminada que conduce a un aprovechamiento cabal de las circunstancias internacionales y meterse por una brecha oscura que promete, sin pruebas, ser un atajo al desarrollo.
Un ejemplo de lo que se puede hacer mal es seguir anclados al tótem ideológico que es Pemex. Mientras las principales petroleras del mundo tuvieron ganancias sin precedentes en el último trimestre (ExxonMobil acumuló 18 mil 700 millones de dólares), Petróleos Mexicanos tuvo pérdidas por casi 2 mil 600 millones de dólares. La tarea de las autoridades mexicanas –las actuales y las que tomarán posesión en menos de dos años— consiste en no inventar el hilo negro y, sobre todo, no regarla.
Buscapiés
Parece que el secretario de Gobernación no tiene clara la diferencia entre denuncia e investigación. La semana pasada, al visitar el Congreso de Michoacán –como parte de su gira para promover la aprobación de la reforma constitucional que prolonga el periodo de participación de las FA en tareas de seguridad pública—, el licenciado Adán Augusto López afirmó que había “una investigación internacional” contra el expresidente Felipe Calderón por el operativo Rápido y Furioso. El funcionario fue desmentido, pues no sólo se equivocó en eso, sino dejó ver que no tiene claro en qué consistió dicho operativo. La polémica pareció agotarse rápidamente luego de que él mismo comentó que se habían tergiversado sus palabras. Sin embargo, ayer volvió a la carga desde Oaxaca –cuya Legislatura estatal visitó, pese a que fue la primera en aprobar la reforma, que, por cierto, ya cuenta con el apoyo de un número suficiente de congresos locales–, y allí dijo que sí hay una denuncia contra Calderón en la Corte Penal Internacional de La Haya. La verdad es que puede haber una denuncia presentada contra el expresidente ante esa instancia, pero eso no quiere decir que se encuentre bajo investigación