Una bomba migratoria cubana podría estallar

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 10 Dic 2024 - 09:17hrs

La situación económica en Cuba es desesperada. La isla lleva tres apagones generales en los últimos dos meses, el último de ellos apenas el miércoles pasado, y la poca energía que hay es rotada regionalmente por la compañía eléctrica estatal para distribuir las fallas entre los 10 millones de habitantes.


De acuerdo con fuentes independientes, la luz se fue en La Habana a las 6:16 de la mañana del domingo pasado y no volvió sino hasta las 10:11 de la noche, sólo para irse de nuevo a las 5:22 de la mañana de ayer. Todo esto ocurre sin aviso y sin explicación.



Parte tiene que ver con los fenómenos meteorológicos que impactaron en la isla este otoño –como los huracanes Óscar y Rafael–, pero la razón principal es la incapacidad del Estado de adquirir los combustibles suficientes para producir electricidad y la falta de mantenimiento en las ocho centrales termoeléctricas. Hace años, Cuba podía contar con el petróleo barato de Venezuela y la ayuda económica de Rusia, pero estos aliados tienen ahora muchos problemas propios que atender.


Los apagones reiterados están golpeando la economía cubana, que ya sufrió una contracción de 1.9% en 2023 y se espera que termine este año con otra.


La inflación, que de acuerdo con datos oficiales superó en octubre 28% a tasa anual, está destruyendo el nivel de vida de la población, que gasta hasta 70% de sus ingresos en alimentos. La libreta de racionamiento no alcanza para cubrir las necesidades básicas, pues ha disminuido en variedad y cantidad. La escasez de gas para cocinar está llevando a los cubanos a buscar alternativas como leña y carbón.


La situación en la isla hace crecer la posibilidad de que se incremente la emigración. El régimen podría volverse más permisivo e incluso promoverla como una válvula de escape para disminuir la tensión social.


Igual que ha venido sucediendo en años recientes, la ruta por Nicaragua sería la más utilizada para salir de la isla y buscar llegar a Estados Unidos. El diario nicaragüense La Prensa –que se ha mantenido informando en línea, pese a las presiones del gobierno de Daniel Ortega– ha calculado que cada mes llegan al aeropuerto de Managua unos 45 mil pasajeros, de los cuales cerca de 20 mil ya no vuelan de regreso.


 


En el primer bimestre de este año, fueron 40 mil 900 personas las que probablemente optaron por emprender la ruta terrestre hacia Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.


Las posibilidades de viajar directo de La Habana a Managua se incrementaron a mediados de este año cuando la aerolínea venezolana Conviasa subió la frecuencia de sus vuelos entre las dos capitales. Eso, pese a las amenazas de Washington de aplicar sanciones a los ejecutivos de la compañía venezolana.


Si la situación en Cuba se sigue deteriorando, el éxodo de cubanos podría explotar y México se convertiría en país de paso e incluso de destino para quienes busquen escapar de las penurias económicas de la isla.


Esa posibilidad se combinaría con las deportaciones con las que ha amenazado el presidente electo estadunidense Donald Trump, para las cuales la presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que México tiene un plan, sin detallar en qué consiste.


Así, México podría verse convertido en un sándwich entre los deportados por Estados Unidos, y los nuevos migrantes cubanos, así como aquellos a los que, ya presentes en nuestro país, la autoridad migratoria mexicana no deporta –para evitar un daño en su imagen–, pero devuelve rutinariamente a los estados de la frontera sur para no conflictuarse con Washington.


BUSCAPIÉS


*En Haití, la violencia de las pandillas, además de la miseria, está creando otra bomba migratoria. El fin de semana, cerca de 200 personas fueron masacradas en Cité Soleil, cinturón de miseria de la capital Puerto Príncipe, cuando un jefe criminal apodado Mikano ordenó que fueran asesinados presuntos hechiceros, entre ellos muchos ancianos, luego de que corrió la versión de que su hijo había enfermado por un acto de brujería.

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