Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 16 Jun 2022 - 08:38hrs
El Sistema de la Reserva Federal, el banco central estadunidense, subió ayer en 75 puntos base su tasa de interés de referencia, a un rango de entre 1.5 y 1.75 por ciento. Se trata del mayor aumento desde noviembre de 1994.
Con ello, el Fed intenta meter en cintura una inflación desbocada, la más alta que ha tenido Estados Unidos en cuatro décadas. Pero también se incrementa la posibilidad de que el país caiga pronto en una recesión, pues la herramienta que tiene a mano la autoridad monetaria para controlar los precios se parece más a un mazo que a un bisturí.
En retrospectiva, parece que el Fed se equivocó al reducir a cero la tasa de interés en marzo de 2020 –en una reunión de emergencia, celebrada en domingo– para responder a la contracción económica provocada por la pandemia, al tiempo que incrementaba la liquidez en varios billones de dólares, el mayor paquete de estímulos desde la Gran Depresión. Ante la inflación que siguió a la aplicación de la medida –que al principio se consideró como un efecto “temporal”–, ahora ha tomado el camino opuesto: subir las tasas de interés de forma agresiva y reducir el tamaño de su hoja de balance a niveles prepandemia, lo cual significa meter un enfrenón a la economía.
Los críticos del Fed lo acusan de no haber actuado a tiempo y de obligar a dar un volantazo cuando pudo cambiar de curso paulatinamente. La discusión tiene matices, pues la actual inflación no obedece sólo a la demanda, sino también a la oferta, por la disrupción en las cadenas de distribución causadas por la pandemia y exacerbadas por la invasión de Rusia a Ucrania.
Pero más allá de disquisiciones académicas, ¿qué tan preparado está México para hacer frente a una recesión en EU, que muchos expertos consideran como altamente probable?
Vinculada como está nuestra economía con la estadunidense, el daño será inevitable. La industria manufacturera de exportación, uno de los motores más importantes de la economía, depende fuertemente de la demanda estadunidense.
Para complicar más las cosas, Washington está contemplando retirar los aranceles a los productos chinos, impuestos por el presidente Donald Trump, pues se considera que esa medida podría ayudar a reducir la inflación. Con ello, México enfrentaría una mayor competencia comercial.
También podría afectar el envío de remesas, que sumaron 17 mil 240 millones de dólares entre enero y abril.
En lo interno, pese a un manejo conservador de las finanzas públicas, el incremento de las tasas de interés –que se espera que continúen en lo que resta de este año, hasta 3.5% en Estados Unidos y 9.5% en México– elevará el costo financiero de la deuda en más de 300 mil millones de pesos.
La caída esperada en el PIB dará lugar a una menor recaudación, lo cual comprometerá la atención de necesidades públicas básicas. En ese escenario, estimular el precio de la gasolina –con todo y el efecto positivo que pueda tener sobre la inflación– parece un contrasentido, pues lo que más vacía los bolsillos de los mexicanos es el aumento en el precio de los alimentos.
Una recesión en EU puede complicar el panorama económico, social y político en el último tercio del periodo presidencial.
Ojalá que el gobierno federal esté contemplando medidas para hacerle frente, aunque sospecho que a eso se refería el Presidente cuando habló recientemente de la “pobreza franciscana”.
BUSCAPIÉS
¿Qué es lo que logra que un estado de la República no aparezca en la lista de los lugares con mayor número de homicidios dolosos? De acuerdo con el presidente López Obrador, no es la vigencia del Estado de derecho ni la educación ni el control social del delito. No. Según dijo ayer en la mañanera, la clave es que exista una organización criminal dominante, pues 75% de los asesinatos “tiene que ver con enfrentamientos entre bandas”. Por eso, si usted está contemplando mudarse de lugar de residencia porque ya no aguanta la inseguridad, busque hacerlo a un estado donde haya un solo cártel. Él es el que lo va a proteger, no la autoridad.