Toda organización, por más poderosa que sea, tiene su punto débil. Por ejemplo, la Estrella de la Muerte, de la saga de la Guerra de las Galaxias, considerada el arma definitiva del malévolo Imperio.
Cuando ésta se encuentra a punto de destruir con un rayo la base de la Alianza Rebelde, en el planeta Yavin, el descubrimiento de un canal de ventilación desprotegido permite a Luke Skywalker y sus muchachos utilizar esa debilidad para enviar un disparo que provoca una reacción en cadena y hace volar en pedazos la estación espacial enemiga.
Otro ejemplo de una flaqueza así –éste, en la vida real– es la puerta que los defensores de Constantinopla dejaron abierta por error durante el sitio encabezado por Mehmed II, en 1453, y que permitió que los otomanos tomaran la ciudad, cuyas anchas murallas la habían vuelto inexpugnable. En el caso del Movimiento Regeneración Nacional, gran ganador de las elecciones del 5 de junio, su debilidad es la división interna. Ayer, en lugar de festejar la obtención de cuatro gubernaturas arrebatadas a la oposición, las alertas se habían prendido en la sede del partido del gobierno.
Militantes morenistas marcharon enojados hasta las oficinas de la organización en Durango para pedir las cabezas de Otniel García, su dirigente estatal; Ignacio Mier, coordinador de Morena en San Lázaro y delegado de la dirigencia nacional en la entidad, y Mario Delgado, presidente nacional del partido, por la derrota sufrida el domingo. Una vez que llegaron allí, los inconformes, encabezados por Francisco Mayorga, quemaron botargas con las fotos de los tres impugnados.
Mayorga forma parte del equipo del senador José Ramón Enríquez Herrera, quien ganó la encuesta para ser candidato a gobernador por Morena, pero fue desprovisto de la nominación, supuestamente para cumplir con las cuotas de paridad de género. La postulación recayó entonces en Marina Vitela, exdiputada federal y presidenta municipal con licencia de Gómez Palacio, priista hasta 2017, quien había arribado en tercer lugar en la auscultación, detrás de Enríquez y del también senador Alejandro González Yáñez, alias Gonzalo Yáñez. El 5 de junio, Vitela perdió por amplio margen la elección contra Esteban Villegas, de la coalición PRI-PAN-PRD.
Los enriquistas acusan a la dirigencia del partido de haber vendido la candidatura, mientras que los vitelistas denuncian que aquéllos le jugaron las contras a la candidata en la campaña.
Lo cierto es que el senador Enríquez se quedó muy molesto con la forma en que se definió la candidatura. “La mafia del poder ya está en Morena y la representa la actual dirigencia nacional”, denunció el legislador en un mitin en la Ciudad de México, a principios de enero. “El día 23 de diciembre se abrieron los paquetes (de la encuesta), pero la Comisión Nacional de Elecciones ya tenía elegidos a los candidatos”, arengó.
Ya cerradas las casillas, los vitelistas recuerdan que connotados enriquistas apoyaron de forma encubierta e incluso abierta a Esteban Villegas. Y señalan a personajes como Óscar Galván Villarreal, quien fuera director de seguridad pública de la capital del estado cuando Enríquez fue presidente municipal, y a la diputada local morenista Marisol Carrillo Quiroga, quien, durante la campaña, se tomó una foto con Villegas.
“Una derrota anunciada para Morena por la corrupción, ilegalidad e imposiciones del partido desde el pasado 23 de diciembre”, escribió ella en su cuenta de Twitter ayer por la tarde. “La ciudadanía eligió al doctor José Ramón Enríquez, convencida del proyecto de lucha y transformación que representa para Durango”, agregó.
La división interna es la debilidad de Morena. Durante las campañas se buscó que los presidenciables Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard aparecieran juntos para apoyar a los candidatos. Incluso se encargó el tema al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para conseguir la foto, misma que hubiera mandado mensaje de unidad de cara a la sucesión.
Lo ocurrido en Durango puede ser un aviso de lo que puede pasarle al oficialismo si no gestiona bien las ambiciones de las corcholatas.