Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 23 May 2022 - 10:54hrs
El canciller Marcelo Ebrard salía de Palacio Nacional, el miércoles pasado, cerca de la una y media de la tarde, luego de atestiguar la conversación entre el presidente López Obrador y el exsenador estadunidense Christopher Dodd, representante de la Casa Blanca para la novena Cumbre de las Américas, a realizarse en Los Ángeles.
El secretario se acercaba a un grupo de reporteros que esperaba sobre la calle Corregidora, para relatar lo que había ocurrido en el encuentro virtual, cuando un hombre anónimo lo increpó a la distancia:
–¡Eres neoliberal, Ebrard!
–Ya desquitaste tu sueldo –respondió el canciller. Ahora, déjanos hablar con los medios.
–¡No tienes convicciones, Ebrard! –siguió gritando el porrista. ¡Vamos con Claudia Sheinbaum! ¡Ella es antineoliberal!
–No, pues sí, se nota. ¡Qué cosa! Pero, bueno...
A 14 meses de que López Obrador abriera el juego de la sucesión presidencial –insistiendo en que su movimiento tiene una “generación de relevo” para continuar con su “transformación”–, arrecia la lucha interna entre los dos principales aspirantes a la candidatura del oficialismo en 2024.
El equipo de Ebrard ya identificó de dónde vienen los ataques. Señala a María Cruz Vázquez Guízar, estratega de comunicación política, excoordinadora de comunicación social de la Secretaría de Energía, quien se sumó, a principios de año, al equipo de la jefa de Gobierno para apoyarla en la obtención de la candidatura presidencial.
Originaria de Coatzacoalcos, Mari Vázquez –como se le conoce– ha sido cercana de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, a quien le coordinó la campaña para senadora en 2018. Ese mismo año, recibió cuantiosos pagos por asesorar al ayuntamiento de ese municipio veracruzano, según reconoció el entonces alcalde Víctor Carranza Rosaldo.
De acuerdo con una investigación del reportero veracruzano Ignacio Carvajal, la empresa fundada por Vázquez, Consultora Integral en Políticas Sociales y Estudios Estratégicos –registrada ante un notario de la Ciudad de México el 13 de febrero de 2018–, también recibió contratos para asesoría de imagen por parte del ayuntamiento de Agua Dulce.
Era directora de comunicación social de la Sener –con un sueldo bruto mensual de 136 mil 746 pesos– cuando, el 23 de mayo de 2020, salió en la cuenta de Twitter de la dependencia el siguiente mensaje: “Los ataques al Gobierno de México y al presidente López Obrador, Rocío Nahle, Luisa María Alcalde e Irma Eréndira Sandoval y a sus familias sólo son resultado de una bestia herida de muerte”. Después, el mensaje fue retirado y Nahle debió ofrecer disculpas debido a que la cuenta “se usó inapropiadamente”.
En su propia cuenta de Twitter, hay mensajes favorables para Sheinbaum y Nahle, así como para el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García –aliado de la jefa de Gobierno capitalina–, de quien posteó, en diciembre pasado, que es “un hombre de principios, que he acompañado en su lucha por la verdad y la justicia”. Ese comentario fue subido cuando acababa de producirse la detención del secretario ejecutivo de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen.
Los gritos del miércoles contra el canciller son una muestra de que la lucha por la candidatura no es un tema ya definido.
Pero no sólo eso, sino que se está dando sobre la base de un deslinde de posiciones como los que le gustan al Presidente.
De un lado, los que se presentan como ideológicamente puros, representados por Sheinbaum, pero en el que también está Nahle; del otro, los supuestamente advenedizos y “neoliberales”. En medio, el secretario de Gobernación, recientemente incorporado en la lista de presidenciables, quien parece competir del lado de los “puros” y quitarle más reflectores a Sheinbaum que a Ebrard. De costado, el senador Ricardo Monreal, quien reclama su rol de fundador del partido y compañero de viaje de López Obrador, aunque éste no le regale ni una mirada.
Hay tiro en Morena. La candidatura se pelea en serio. Sólo de uno podrá ser.