Tinta y tinte de una mujerValeria Aime Tannos DÃaz |
| 05 Mar 2024 - 08:54hrs
Hoy en día, me atrevo a asegurar que, por lo menos en México, Octavio Paz es conocido por la mayoría de los habitantes, por sus muchísimas obras entre las cuales destacan “El laberinto de la soledad”, “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe”, “posdata” y muchas otras.
Es más conocido por haber ganado en 1990 el Premio Nobel de la Literatura, el cual ganó pocos años antes de su muerte. Reconocido también por ser uno de los autores más influyentes del siglo XX y de los más grandes poetas de todos los tiempos. También ganador del Premio Cervantes en 1981.
De igual manera se caracteriza por el matrimonio “fallido” que tuvo con Elena Delfina Garro Navarro y es justamente de ella de quien hablaré en este pequeño artículo. Hasta hace unos pocos años ella era más conocida por haber sido esposa de Octavio paz que por su travesía en el mundo literario.
Elena Garro fue una novelista, dramaturga, guionista, periodista y escritora mexicana, que, actualmente, es una de las más influyentes del país. Algunos críticos de la actualidad la llegan a considerar la segunda escritora mexicana más importante, después de Sor Juana Inés de la Cruz.
Sus obras son consideradas como pensamientos flexibles a los lectores por la presencia de temas feministas y por ser una renovadora de la literatura fantasiosa; en la mayoría de sus temas destacan la marginación de la mujer, la libertad femenina y la libertad política, como en la obra “Felipe Ángeles”.
Su primera novela “Los recuerdos del Porvenir” ganó el Premio Xavier Villaurrutia en 1963. En 1981 ganó el Premio Grijalbo por su obra “Testimonios sobre Mariana”, ganadora también del premio Sor Juana Inés de la Cruz en 1996, el cual reconoce el trabajo literario de las mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.
Dentro de toda su carrera en el mundo literario se le ha reconocido por su excelente trabajo en más de 10 novelas, más de 12 cuentos y de 12 obras de teatro. A pesar de vivir en la sombra de su en ese entonces esposo, la poblana siempre se destacó y resaltó por su habilidad como escritora.
La vida personal de Elena Garro se describe en diversas biografías y entrevistas como una complicada y llena de limitaciones para poder continuar haciendo lo que más amaba, escribir y, sobretodo, escribir poesía, lo cual le fue imposible hacerlo por la relación marital que llevaba. Ella misma describe la imposición del escritor para que ella se saliera por completo del terreno de la poesía.
Actualmente se le reconocen sus obras más importantes y famosas, de las que destacan “Un hogar solido” (1958), dentro de sus cuentos más importantes, “la semana de colores” (1964)“El árbol” (1967) y “Felipe Ángeles” la cual le da la entrada a lo que podría llamarse realismo mágico, ya que los críticos de aquel tiempo la describen como un estilo que oscila entre lo mágico y lo poético.
Aunque públicamente Elena, debido a su época y a la vida que ella llevaba con Octavio paz, no enmarcaba tal cual el feminismo, fue una de las primeras escritoras que denunciaba en sus obras la violencia de género, la cual la demostró en obras de teatro como “Los perros” y “El rastro”.
En diversas entrevistas ella relata lo mal que llevaba su matrimonio y la prohibición de escribir sobre ciertos temas, por la inseguridad que tenía Octavio Paz al pensar que ella podría superarlo. Relata haber vivido en una relación violenta y llena de incertidumbre ya que su carrera quedó atada y en la sombra de la de su esposo.
Durante muchísimos años y a pesar de ella ser vista como una luchadora social, no fue debidamente reconocida por el talento que ella tenía, sus libros y obras jamás superarían las de Octavio Paz, aunque exista el mito de que el verdadero talento del escritor era realmente el talento de ella.
Dentro de su vida personal se le juzga también por la relación que mantuvo con el escritor argentino Adolfo Bioy Casares, uno de los autores más importantes de Argentina y de la literatura en español. Ganador del Premio Nacional de Literatura en 1970 y ganador del Premio Cervantes en 1990.
Es importante reconocer el camino que lleva una de las escritoras más importantes de todos los tiempos y no solamente por la persona con la que decidió contraer matrimonio, sino por el talento que demostró en sus obras y por el reconocimiento que, aunque llegó tarde, pero que hoy en día ya está latente.
De la misma manera, como mujer y como mujer feminista, reconozco la lucha que ella tuvo por las mujeres, por la libertad y en contra de la opresión y de la violencia, misma que ella vivió durante su matrimonio, dentro de los ideales y estándares que tenía en ese momento en su vida.
Elena, en sus propias palabras: “Estoy y estuve en muchos ojos, yo sólo soy la memoria y la memoria que de mí se tenga”.