Guerra sin cuartel entre corcholatas

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 27 Jul 2022 - 08:59hrs



El riesgo de la fractura interna se cierne sobre el proceso para elegir al candidato o candidata del oficialismo para suceder al presidente López Obrador. De otro modo no se podría entender que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, llame a “ir configurando un acuerdo que todos (los aspirantes) estuvieran dispuestos a respetar”.


El lunes, en una conferencia en que la que apareció rodeado de correligionarios con caras largas –como si se tratara de un funeral–, Delgado propuso que el congreso nacional del partido, en septiembre próximo, sea el marco para definir condiciones de “certidumbre y tranquilidad de que la disputa no es entre nosotros”.


El problema para el oficialismo es que –hasta ahora, al menos– así ha sido. A falta de opositores que flanqueen a las corcholatas en la carrera presidencial, la lucha es entre éstas.


Las encuestas tienen a Marcelo Ebrard y a Claudia Sheinbaum en un empate técnico. A menos que alguno de los dos se rezague en los próximos meses, la definición de la candidatura generará polémica.


Una elección puede perderse por un solo voto y es posible revisar a posteriori el contenido de las urnas, pero en el caso de una encuesta, como la que va a decidir la candidatura de Morena, una conciliación del resultado es mucho más complicada.


Como se ven hoy las cosas, la animadversión entre los bandos irá creciendo conforme se acerquen los tiempos para realizar la encuesta. Por eso el llamado de Delgado a evitar el choque de trenes. El miedo no anda en burro.


No son muchos los escenarios:


1) Si Ebrard o Sheinbaum ganan apretadamente, el perdedor no tendrá muchos incentivos para respaldar a la contraparte. Probablemente el Presidente tenga el suficiente ascendente sobre la jefa de Gobierno para convencerla de aceptar un premio de consolación, pero difícilmente lograría lo mismo con el canciller, cuyo equipo ha venido pidiendo “piso parejo”, una manera de decir que existe un favoritismo respecto de su contrincante. La pregunta es qué haría Ebrard en caso de perder en esas condiciones. ¿Cedería nuevamente el paso, como hizo en 2011, ante las dudas que provocó el resultado de la batería de encuestas que hizo candidato a López Obrador?


2) Siempre es posible que alguno de los dos punteros saque suficiente ventaja para volver inobjetable su triunfo, ya sea porque Ricardo Monreal y/o Adán Augusto López arrebaten parte de las preferencias de aquéllos, o porque Ebrard o Sheinbaum cometan algún error o sean víctimas de la guerra sucia que bien podría aparecer en la contienda. Guardadas las proporciones, en la lucha por la dirigencia de los conservadores británicos todo ha estado a debate, desde el precio de los trajes del exministro de Finanzas Rishi Sunak, hasta el de los aretes de la ministra de Exteriores, Liz Truss. Ese tipo de recursos para descalificar al rival no se pueden descartar aquí.


¿Hay acuerdo posible entre los contendientes? En el papel, seguramente sí. De hecho, se me haría raro que no se firme algún acuerdo de civilidad, en el congreso de Morena o antes, pero eso no quita que Ebrard y Sheinbaum mantengan una guerra sin cuartel, pues para uno y otro difícilmente existiría otra oportunidad de alcanzar la Presidencia.


¿Qué papel juega aquí la oposición? La ausencia de una figura competitiva la libra, por el momento, de descalificaciones personalizadas contra sus eventuales aspirantes presidenciales, pero también le impide comenzar a remontar la ventaja que en el conocimiento público han adquirido las corcholatas.


Si uno revisa los periódicos del pasado fin de semana, entre las noticias principales están los actos que encabezaron EbrardSheinbaumMonreal y López Hernández en diferentes ciudades.


Bien puede ser que los mexicanos estemos atestiguando desde ahora la campaña por llegar a Palacio Nacional en 2024, en la que, por cierto, se están violentando varios límites legales. Pero, para predecir quién ganará, aún nos falta saber qué tan profundo puede ser el autosabotaje del oficialismo


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