Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 13 Jul 2022 - 08:58hrs
El Presidente le retiró la palabra y no lo menciona cuando toca el tema de la sucesión presidencial.
Y, sin embargo, el senador Ricardo Monreal ha logrado ser parte de la conversación pública.
Mientras los otros aspirantes del oficialismo apuestan a la cercanía con Andrés Manuel López Obrador para poder quedarse con la candidatura en 2024, el zacatecano juega la carta de la rebeldía.
A diferencia de las corcholatas, impedidas de expresar sus puntos de vista si no coinciden con los del Presidente, Monreal se atreve a decir que la actual política de seguridad debe discutirse y que el país necesita trascender la polarización. Y si sus contrincantes no dan entrevistas, él va a todas.
Admite que López Obrador no lo apoya en la búsqueda de la candidatura, pero dice que él siempre ha remado contra la corriente para avanzar en la política –de hecho, así ganó la gubernatura de su estado– y que está dispuesto a hacerlo nuevamente.
Con mucha claridad, ha advertido que no participará en la encuesta que levantará Morena para designar a quien lo abandere en la elección presidencial. De hacerlo, sostiene, se prestaría a una farsa, a avalar la imposición. Recuerda que ya se la hicieron en 2017, en la Ciudad de México, y asegura no se la volverán a hacer.
Monreal está en una clara ruta de colisión. Hasta ahora no han tratado de descarrilarlo, pero su posición como coordinador senatorial es cada vez más insostenible. Es cierto, no pasarán muchas más reformas por la Cámara alta, pero el cargo le permite una visibilidad que incomoda en Palacio Nacional.
Mientras no le quiten ese reflector, sus posibilidades de incidir en la contienda seguirán creciendo. Pero privarlo de él también sería costoso, pues le daría una bandera de víctima –siempre muy vistosa en la política– que alguien con su colmillo podría aprovechar muy bien.
Guardadas todas las proporciones, esta película ya la vimos en 1987, cuando el poderoso PRI de entonces se quebró por dentro e inició así su declive hacia la pérdida del poder. Es cierto, Ricardo Monreal no es Cuauhtémoc Cárdenas, pero Morena tampoco es aquel PRI hegemónico, aunque aspire a serlo.
Lo curioso sería que aquellos que rompieron con su partido hace más de 30 años, y eventualmente llegaron al gobierno por otra vía, repitieran los errores de quienes entonces los marginaron. Monreal es ya un factor de la sucesión. En los próximos meses veremos cómo lidian con él.
BUSCAPIÉS
*Blanco de una investigación por sus críticas públicas a la política de seguridad del gobierno federal, el general de brigada Mauricio Ávila Medina recibió de parte de la Fiscalía General de Justicia Militar el ofrecimiento de un criterio de oportunidad, que fue rechazado por su abogado. “A eso se acogen los delincuentes”, respondió Conrado López Hernández, quien informó que al militar le han concedido ya tres suspensiones para no ser citado a declarar. “Vamos a demandar el no ejercicio de la acción penal, pues aquí no hay delito que perseguir”, agregó el litigante.
*En la audiencia ante la justicia militar a la que el general Ávila fue citado la semana pasada en el Campo Militar Número Uno, su hija Ana Xóchitl –quien acudió en su representación– conoció una extraña invitación: “Dígale a su padre que venga a la Secretaría para que le expliquemos en qué consiste la política de seguridad”. Quien hablaba se identificó como miembro del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional y nada tenía que estar haciendo allí. Para su abogado, se trató no sólo de un ejercicio de soberbia, sino de un acto de intimidación.
*Si no ocurren cosas raras –en Veracruz uno nunca sabe–, hoy deberá quedar libre Pasiano Rueda Canseco, alcalde electo de Jesús Carranza, quien ganó, desde la cárcel, la elección extraordinaria en el municipio. Su abogado, Arturo Nicolás, dice que el juez local –quien convocó a audiencia bajo amenaza de ser procesado en caso de negarse– no tiene otro recurso más que acatar la sentencia de la justicia federal, que encontró que su defendido fue encarcelado de forma ilegal. El abuso de poder en el estado ha quedado en evidencia, otra vez.