Subyugar al PRI

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

| 11 Jul 2022 - 10:53hrs



“¿Y no le robaron la cartera?”, preguntó, haciéndose el chistoso, uno de los asistentes a la reunión de seguridad en Palacio Nacional al presidente López Obrador, la madrugada del 28 de enero de 2020. 


 La víspera, 11 de los 12 gobernadores surgidos del PRI visitaron al mandatario en Palacio Nacional, y acordaron que sus respectivos estados se sumarían al Insabi, el nuevo organismo de salud del gobierno federal con el que se sustituyó el Seguro Popular. 


Al escuchar la pregunta, López Obrador hizo una mueca de disgusto y respondió: “No. Fíjense que ellos, los del PRI, saben muy bien lo que es la institución presidencial, y son respetuosos con ella. Si me apuran, mucho más que algunos de los aquí presentes”. 


 En algo tuvo razón el Presidente: de esa docena de gobernadores, ocho ya han sido sucedidos en el cargo por políticos del oficialismo. Tres de ellos tienen cargos diplomáticos, otorgados como recompensa por no haber hecho resistencia al avance electoral de la autollamada Cuarta Transformación. 


 De esos mandatarios estatales que se fotografiaron sonrientes con el tabasqueño, solamente cuatro siguen en su cargo: el mexiquense Alfredo del Mazo y el coahuilense Miguel Ángel Riquelme –cuyos sucesores serán votados en los comicios del 4 de junio de 2023–, así como el hidalguense Omar Fayad y el oaxaqueño Alejandro Murat, que los entregarán en los próximos meses a los morenistas que ganaron las elecciones. 


Pero esa evidente cooperación de los gobernadores priistas con el oficialismo no ha tenido correspondencia en la dirigencia nacional del partido. El 6 de junio de 2021, el mismo día que Morena y sus aliados triunfaron en 12 de las 15 gubernaturas que estaban en juego, la alianza PRI-PAN-PRD dejó sin mayoría calificada en la Cámara de Diputados a la 4T y le arrebató varias alcaldías capitalinas, municipios conurbados del Estado de México y capitales estatales. 


 Esos resultados provocaron un gran disgusto al Presidente, quien acusó a la oposición de haber ganado mediante una “campaña del miedo” entre la “clase media conservadora”. 


Pero menos de nueve meses después, vino una afrenta aún mayor, cuando los diputados federales priistas –entre los que está Alejandro Moreno, dirigente nacional del partido– rechazaron la iniciativa de reforma constitucional, enviada por el Presidente para cambiar el marco regulatorio de la industria eléctrica. 


 Ese voto en contra en la Cámara de Diputados y las elecciones venideras en el Estado de México y Coahuila han llevado a López Obrador a buscar la capitulación total del PRI, a fin de lograr, de entrada, que rompa su alianza con el PAN. 


Por lo que ha comentado en público y privado, a López Obrador le parece inconcebible que el partido del que él fue parte de 1976 a 1988 se alíe con Acción Nacional, pero, sobre todo, que no tenga un sometimiento total a la Presidencia de la República, como ocurrió durante la mayor parte de su historia. 


 Por eso, la ofensiva contra Alejandro Moreno, a quien, desde Palacio Nacional, no se reclama tanto su desaseado pasado como su irreverente presente. Aunque López Obrador ha buscado deslindarse de las acciones judiciales en su contra en Campeche, un tuit del gobierno federal, la tarde del viernes –que pocos minutos después fue borrado–, anunció que ahora sería la Fiscalía General de la República la que iría en contra del líder nacional del tricolor. 


Otros dos hechos ocurridos también, la semana pasada, dan cuenta del intento de aplacar al PRI: por un lado, se informó desde la mañanera, que la FGR ya tiene en sus manos una denuncia de la Unidad de Inteligencia Financiera contra Enrique Peña Nieto –el mismo día que Morena comenzó su proceso interno para designar a su candidato a gobernador del Estado de México, la entidad natal de Peña y sobre cuyo gobierno éste aún tiene influencia– y, por otro, la reapertura de la investigación del asesinato de Luis Donaldo Colosio, destinada a vincular con el crimen al expresidente Carlos Salinas. 


La ofensiva contra el PRI es total. ¿La aguantarán, entre otros, Alejandro Moreno, Alfredo del Mazo, Rubén Moreira y Miguel Ángel Riquelme? 


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