¿Una gira ideológica o pragmática?

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 12 Jul 2022 - 08:36hrs



Andrés Manuel López Obrador es un político dual. Capaz, por un lado, de mantener el equilibrio en las finanzas públicas, pero, por otro, de poner en duda la necesidad de cumplir con la ley.


Durante la visita que comienza hoy en Washington, DC —la tercera en su gestión—, el Presidente tendrá la posibilidad de mostrar su lado ideológico y también su lado pragmático.


Existe una oportunidad inmejorable para que México y EU lleguen a un acuerdo en materia migratoria. No se logrará la “enchilada completa” de la que hablaba en su momento el canciller Jorge Castañeda, pero quizá sí un buen paso adelante.


Es evidente que la Unión Americana requiere, en estos momentos, de migrantes. Según su Oficina del Censo, el crecimiento poblacional experimenta una caída drástica, pues sólo creció 7.4%, entre 2010 y 2020. También que el Partido Demócrata, del presidente Joe Biden, necesita mandar una imagen de control fronterizo para poder ser competitivo en las elecciones intermedias de noviembre.


Obvio, como sucede en política, para ganar algo, hay que ceder. López Obrador, a quien el adjetivo pragmático le parece casi un insulto, puede no querer ponerlo en esos términos. Aun así, si quiere construir algo en su reunión con su homólogo Biden, tendrá que refrenarse de insultar y provocar al gobierno estadunidense y asumir que la sociedad que existe entre los dos países requiere de corresponsabilidad y complementariedad en temas como ése.


¿Qué incentivo tendría Biden de darle un triunfo político a López Obrador —con la ampliación del programa de visas temporales o inversión en Centroamérica—, si éste llama a desmontar la Estatua de la Libertad, uno de los pocos símbolos que siguen uniendo a la polarizada sociedad estadunidense?


Claro, el mandatario mexicano puede seguirle dando vuelo a su vertiente ideológica y ensalzar, como hizo ayer, la memoria de Fidel Castro, cuando tiene un pie en el avión que lo llevará a EU, pero, al hacerlo, sólo acabará dándole la razón a Donald Trump, quien cree que la única forma de negociar con alguien es aplastarlo antes. No es un secreto que la relación que tiene el Presidente con Biden es muy distinta a la que tenía con su antecesor.


Si el tabasqueño quiere poner como obstáculo para una relación fluida, la extradición de Julian Assange, ¿qué impedirá que Washington le haga ver que los procesos que se siguen aquí contra políticos opositores como Rosario Robles o Pasiano Rueda —el encarcelado presidente municipal electo de Jesús Carranza, Veracruz— no son precisamente ejemplos de debido proceso? ¿Y los asesinatos de periodistas en México? ¿Y los pretextos que pone López Obrador para justificar la represión contra comunicadores y disidentes en Cuba, un país donde, en cinco minutos, Assange caería en prisión por hacer lo que hace?


¿Cuál será el lado que el Presidente deje que se destaque en su visita a Washington?


El de la pureza ideológica es altamente endeble y no tiene mucha utilidad en la negociación que se requiere con Washington, en momentos en que la alta inflación y la contracción económica global hacen muy vulnerable a México.



Buscapiés




* La música se ha vuelto uno de los terrenos de batalla de la sucesión presidencial. El 20 de junio, la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, grabó un video en el que toca la guitarra, aprovechando así el confinamiento por covid. Días después, el canciller Marcelo Ebrard visitó Corea del Sur, donde mostró su conocimiento del K-pop y el grupo BTS, y el senador Ricardo Monreal encabezó un homenaje a la banda de rock zacatecana Enjambre, y puso su voz a un rap en el que relata su carrera política.



* Hablando de las corcholatas, hoy se cumple un año de que el Presidente puso ese mote a quienes, dice él, tienen mayores posibilidades de sucederlo. En la conferencia mañanera del 12 de julio de 2021, en Villahermosa, López Obrador afirmó. “Hay muchos, mujeres y hombres para el relevo, hay muchos (…) todos tienen posibilidad, ahora sí que ya no hay tapados. Yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”.


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