Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 07 Ene 2025 - 08:35hrs
El movimiento político que gobierna el país desde 2018 ha dado una vuelta de tuerca respecto de quién debe ser el protagonista de la actividad económica.
Luego de un periodo, denominado “neoliberal”, en el que la iniciativa privada asumió muchas de las funciones que durante décadas ejerció el Estado, la autodenominada Cuarta Transformación ha pretendido que éste recupere el papel central.
A este neoestatismo lo guía la premisa de que las privatizaciones de los años 80 y 90 sólo produjeron pobreza y desigualdad, sin reparar en que la falta de competencia y la corrupción que privaba en las más de mil empresas públicas que llegó a haber fueron el origen del fracaso de una política económica cuyo mantra era que el Estado debía encargarse de todo.
Sin una brizna de crítica sobre ese pasado, y sostenido apenas en un ideario que sataniza el emprendimiento, el neoestatismo morenista ha ido acaparando actividades, que van desde la construcción de ferrocarriles hasta la explotación del litio, pasando por la operación de una aerolínea, la construcción de vivienda y la producción de equipamiento médico.
La expresión más reciente de esa visión se hizo pública ayer con el anuncio del arranque de un proyecto denominado Olinia –“mover”, en náhuatl, aunque también puede traducirse como “menear”–, una armadora mexicana de minivehículos eléctricos desarrollados en México.
En realidad, la pretensión de ser la “primera” de su tipo, como dice el comunicado oficial, genera una duda, pues ya existe en México una marca de esas características –sólo que privada–, denominada Zacua, fundada en 2017.
Dejando de lado ese dato, y sin desestimar la necesidad de que el país comience a tener un parque vehicular no contaminante, el anuncio pareció estar basado más en el propósito de cumplir una promesa de campaña, y mandar una tenue señal sobre el compromiso mexicano en la lucha contra el cambio climático, que en el estudio de lo que se necesita para fomentar la movilidad eléctrica en el país.
Se informó que Olinia producirá vehículos cuyo costo estará entre los 90 mil y los 150 mil pesos, es decir, menos de la mitad de lo que cuesta el auto eléctrico más barato en el mercado mexicano. Eso lo pone a uno a pensar si los coches que eventualmente produzca esta empresa pública tendrán la calidad y la resistencia suficientes.
Pero la pregunta de fondo es si el Estado es la mejor opción para producir autos eléctricos o si lo que realmente le correspondería sería crear los incentivos fiscales para que lo haga la iniciativa privada.
Debe recordarse que los resultados de este neoestatismo no son precisamente halagadores. No lo ha hecho nada bien con Pemex y la CFE, empresas en las que la Cuatroté ha reforzado el papel de lo público. Tampoco ha sido eficiente, en materia de gasto, en los rubros en los que ha incursionado desde 2018, como la fabricación de ventiladores médicos, la producción de una vacuna contra covid, explotación de litio, la construcción de ferrocarriles y aeropuertos y la operación de una aerolínea.
El fin de semana pasado, la nueva Mexicana de Aviación, constituida hace apenas un año, dio a conocer que dejaría de volar en ocho de sus 18 rutas. No quedaron claras las razones de este aterrizaje forzoso de la empresa, pero parece desprenderse de la falta de planeación respecto de las necesidades del mercado y, también, de que haya convertido en su (modesto) hub el aeropuerto Felipe Ángeles, una terminal que no ha conseguido despegar en el propósito formal que animó su construcción: descongestionar el espacio aéreo del Valle de México (aunque el objetivo político de fondo haya sido sustituir al proyecto de aeropuerto en Texcoco).
Si de verdad se cree que debe ampliarse el papel de Estado en la economía, una planeación seria tendría que estar en el centro de esta decisión.
Si no, queda la impresión de que poco importa la laxitud en el uso del presupuesto –en momentos en que hay un apretón de las finanzas públicas—o, peor, que se trata de ejercicios hechos para el aprovechamiento personal.