Incongruencia contagiosa

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

.

| 14 Ago 2024 - 09:08hrs

Falta mucho por aclarar sobre los hechos del 25 de julio en Sinaloa. Ese día fue asesinado Héctor Melesio Cuén, diputado federal electo, exalcalde de Culiacán y exrector de la Universidad Autónoma del estado. También desaparecieron al menos dos personas, una de las cuales era un policía ministerial que estaba en la nómina del narcotraficante Ismael El Mayo Zambada, quien, en la misma fecha, fue capturado por autoridades estadunidenses, luego de aterrizar en Nuevo México en un avión en el que también viajaba Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo Guzmán.


Sin embargo, lo poco que se sabe de modo fehaciente sobre lo sucedido ese día ha dejado un aroma de podredumbre en el oficialismo de la entidad.


Ya se ha reconocido que José Rosario Heras López, comandante de la Policía Ministerial del estado, a cargo de la Fiscalía de Sinaloa, trabajaba para Zambada, cosa de la que dicen no haber estado enterados la titular de la dependencia, Sara Bruna Quiñonez, el gobernador Rubén Rocha Moya, y el presidente Andrés Manuel López Obrador.


Por otro lado, la fiscal, que defendió hasta el lunes la versión de que Cuén había sido asesinado en un asalto, tuvo que rectificar luego de ser obligada a presentar un video grabado por la cámara de seguridad de una gasolinería, en la que supuestamente ocurrió la agresión contra el también fundador del Partido Sinaloense. Aunque la grabación prácticamente desmiente que haya ocurrido un asalto, los hechos demostrarían, según ella, que un pistolero se acercó a la camioneta de Cuén, que cargaba combustible –¡con el motor encendido!– y le disparó por el lado del copiloto.



Sin embargo, del video no puede deducirse que la camioneta haya sido de Cuén ni que éste viajaba en ella y tampoco se alcanzan a percibir con claridad los disparos. Llama asimismo la atención que los trabajadores de la estación no reaccionan como lo haría alguien que acaba de presenciar un atentado, pues casi no se inmutan.


Para ser la principal prueba de la investigación sobre el homicidio realizada por la dependencia sinaloense –que será relevada del caso por la Fiscalía General de la República–, resulta muy endeble y no alcanza para descartar la versión de Zambada, quien, en un escrito difundido por su abogado, sostiene que a Cuén no lo asesinaron en la gasolinería, sino en otro sitio, distante de allí, donde, horas antes, el narcotraficante dice haber acudido para reunirse con Guzmán López, Rocha Moya y el propio Cuén.


Tampoco deja bien parada a la autodenominada Cuarta Transformación el que el mandatario estatal haya viajado a Los Ángeles –justo ese día– a bordo de un avión privado que le prestó un importante empresario local. ¿Pues no que los machuchones y los privilegios ya no tenían lugar en el gobierno? ¿Así opera la “austeridad republicana”?



Pero, eso sí, de inmediato salió el resto de los gobernadores del oficialismo a respaldar a su homólogo sinaloense en un desplegado. Y de la renuncia de la fiscal ni hablemos, aunque por mucho menos que eso tuvo que dejar el cargo la titular de la Fiscalía de Guerrero.


¿No habíamos quedado en que la hipocresía era “la doctrina del conservadurismo”? ¿No que esas cosas no pasaban en la Cuatroté? ¿No decían que bastaba el ejemplo del Presidente para evitarlas? Parece que la incongruencia es contagiosa y trasciende sexenios.


Buscapiés


*Williams Dávila Barrios, exgobernador del estado de Mérida y exdiputado a la Asamblea Nacional de Venezuela, se convirtió en uno de los cerca de mil 300 desaparecidos por parte del chavismo desde las elecciones del pasado 28 de julio. Ayer, en entrevista con Imagen Radio, su hijo me dijo que la autoridad ha negado cualquier información sobre el paradero del político, quien fue secuestrado el jueves 8 luego de participar en una vigilia para demandar la presentación de los detenidos-desaparecidos. El miedo a ser echado del poder ha llevado a la dictadura de Nicolás Maduro a no publicar sus actas de la elección, desatar la represión contra opositores y periodistas y prohibir que los venezolanos descarguen la aplicación WhatsApp en sus celulares.

Más entradas de Bitácora del director