Injerencismos

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 01 Ago 2024 - 09:16hrs

En un mundo globalizado, lo que sucede en un país casi siempre afecta a otros. Por esa razón, además de la universalidad de los derechos humanos, me parece necesario no hacerse de la vista gorda cuando los gobernantes de otra nación abusan del poder. La Constitución mexicana es ambigua sobre este punto, pues el artículo 89, fracción X, establece que entre los principios normativos de la política exterior están dos que pueden resultar contradictorios: “La autodeterminación de los pueblos” y “el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos”.


Se entiende que un gobernante, amparado por lo que dice la Carta Magna, aplique ya sea uno u otro de esos principios. Pero resulta incongruente que, en unos casos, se guíe por la autodeterminación de los pueblos y, en otros, por la protección de los derechos humanos en el plano internacional. Sobre todo, si la frontera entre una práctica y otra tiene que ver con la afinidad o distancia ideológica respecto del gobierno del país en cuestión. El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha dado a conocer por ese tipo de contradicciones. Y es que ha habido ocasiones en que el mandatario ha exigido que se deje que alguna nación resuelva sola sus asuntos internos y otras en las que, por idénticos motivos, se ha dado vuelo opinando sobre ellos.


El episodio más reciente tiene que ver con Venezuela. El tabasqueño ha criticado a los países que han cuestionado la manera en que se han desarrollado sus elecciones presidenciales recientes, a pesar de que ha incluido hechos que él y sus partidarios han condenado cuando han ocurrido en México, como son el control del órgano electoral por parte del gobierno y la opacidad para comunicar los resultados de los comicios.


Su insensibilidad sobre las denuncias de fraude que han expresado en las calles cientos de miles de venezolanos contrasta con la manera en la que comentó lo sucedido en las elecciones presidenciales de Ecuador, donde afirmó que se creó un clima de violencia para provocar la derrota de Luisa González Alcívar, candidata del correísmo, corriente política con la que, evidentemente, simpatiza.


Tampoco empata con sus afirmaciones sobre los sucesos de diciembre de 2022 en Perú, donde el entonces presidente Pedro Castillo intentó dar un autogolpe, ante su inminente destitución por parte del Congreso debido a actos de corrupción. Aquella vez, López Obrador denunció el proceso penal que se abrió contra Castillo y llamó “espuria” a Dina Boluarte, quien fue nombrada presidenta en lugar de aquél mediante un mecanismo contemplado por la Constitución del país.


El Presidente mexicano también se metió en las elecciones primarias estadunidenses al hacer un llamado a los votantes de origen hispano a no votar por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien, al anunciar, en mayo del año pasado, que buscaría la candidatura republicana a la Casa Blanca, dijo que se proponía cerrar la frontera con México para impedir el paso de migrantes indocumentados y drogas. Entre otras contradicciones de su política exterior está también la felicitación al hoy presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cuando éste apenas había ganado la primera vuelta de las elecciones de octubre de 2022. En cambio, López Obrador fue uno de los últimos mandatarios del mundo en reconocer a Joe Biden cuando su triunfo en los comicios de noviembre de 2020 ya era irreversible, alegando que aún no tenía carácter oficial.


Asimismo, opinó que los argentinos se habían anotado un “autogol” al elegir a Javier Milei como presidente, en noviembre de 2023, pero no tuvo reparos para mandar un avión para “rescatar” al presidente boliviano Evo Morales, quien había buscado reelegirse, por tercera ocasión, en un proceso manchado por denuncias de fraude. Para López Obrador, el injerencismo es algo que practican otros, no él.


BUSCAPIÉS


Otra incongruencia: el 12 de diciembre de 2023, México se sumó a otros 28 países en la OEA para aprobar una resolución a favor de permitir la toma de posesión del presidente de Guatemala, el izquierdista Bernardo Arévalo. Ayer se rehusó a participar en la discusión para pedir que el órgano electoral venezolano publique las actas de la elección del domingo. La resolución se quedó a un solo voto de ser aprobada.

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