Dismorfia corporal

Tinta y tinte de una mujer

Valeria Aime Tannos Díaz

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| 04 Jun 2024 - 08:33hrs

Desde niña me he visto envuelta en inseguridades acerca de cómo luce mi cuerpo, de cómo se llega a percibir para otras personas y en cómo puedo cambiar muchas cosas que no me gustan. En la adolescencia llegué a apreciarme con cada defecto que brotaba de mi piel.


 


El tema que tocaré amerita contar esa parte de mí, de cómo nos percibimos nosotras mismas y de qué manera influye el cómo nos ven otras personas. De la constante guerra que es tener dismorfia corporal que, aunque creas que es una palabra nueva, la verdad es que lleva mucho tiempo formando parte de nuestro léxico.


 


La dismorfia corporal es, según la Secretaría de Salud de México, una enfermedad psiquiátrica que se manifiesta como una preocupación excesiva en la apariencia, derivada de una distorsión de la imagen corporal, generando sufrimiento en las personas y provocando problemas en el entorno.


 


En México hay diagnosticadas un aproximado de cuatro millones de personas, ya que aparentemente puede ser un trastorno que pasa desapercibido, pero que dentro de los primeros rasgos para identificarlo se encuentra el querer hacer cambios en pechos, glúteos, nariz y cabello.


 


Seguramente con esa explicación te podrás ir asociando más a lo grave que puede llegar a ser tener este problema que, además, puede inducirte a enfermedades que te provocan la muerte (como la anorexia o la bulimia). También podrías asociarlo con celebridades, con amigas, conocidas o, incluso, contigo misma.


 


A decir verdad, y platicando este tema con amigas, hemos llegado a la conclusión de que todas nosotras lo hemos padecido en ciertas etapas de nuestra vida, incluso en ciertos días del mes, o en ciertos meses del año. La realidad es que esto puede llegar e irse de nuestra mente muy fácilmente.


 


A mí, sin lugar a dudas, me puede pasar un lunes cualquiera cuando me veo al espejo y llegan los pensamientos intrusivos sobre que mi cuerpo no se ve bien, que he subido o he bajado de peso en tan sólo dos días, que ya me encontré un defecto o simplemente siento que todo en mí se ve mal.


 


Luego puede ser un jueves, que, inmediatamente, me invade el mismo pensamiento de querer cambiar todo en mí, o aquellos días de menstruación en los que, sin duda, somos un sube y baja de emociones y cambios. Durante ese periodo aumenta la dismorfia corporal.


 


Pero cuando esto sucede por largos periodos en nuestras vidas, puede llegar a ser peor, cuando tal vez no es un lunes o un jueves que nos sentimos mal, sino que es por años que no nos gusta nuestro cuerpo; que no nos gustan nuestros pechos, nuestras caderas, los bultos en el estómago, las piernas.


 


Odiamos cualquier parte de nuestro cuerpo que nos llegue a causar inseguridades, pero ¿eso es algo que se nos impone? o ¿nosotras nacemos con esas inseguridades? Yo no creo haber nacido con esas inseguridades en mi cuerpo. Yo no me metí a la cabeza la idea de que mis pechos eran muy pequeños, por ejemplo.


 


Esas ideas son intrusivas y son consecuencias de los cánones de belleza ya impuestos, que a veces ni siquiera vienen de nuestras madres o nuestras abuelas. Son consecuencia de las conductas sociales aprendidas, tanto así que hoy vemos en la Met Gala a una Kim Kardashian diferente a la del año pasado.


 


Los cuerpos “perfectos” que vemos en redes sociales no existen, todos los cuerpos tienen “defectos” que son parte de nosotros y también de nuestra piel. Todas las mujeres al sentarnos tenemos barriga y tenemos pechos y glúteos grandes o pequeños.


 


Nuestra piel tiene tantas marcas y tantas cicatrices, nuestro cabello puede ser de tantas maneras. Las caderas y las piernas son diferentes en cada mujer y cada una de nosotras tenemos diferentes siluetas y marcas que nos diferencian, incluso las mujeres a las que, aparentemente, no se les ve ningún “defecto”.


 


Es una guerra que personalmente me ha costado mucho trabajo, como seguramente te estará costando a ti, pero sí es importante notar cada cosa hermosa que todas tenemos y pedir ayuda cuando eso nos supera. Como lo he comentado en varios artículos, siempre es bueno buscar ayuda profesional para cuidarnos y cuidar nuestras emociones. Recuerda que esto es una enfermedad y debe ser tratada como tal.


 


Pero sí puedo decir que esos cánones de belleza con el tiempo nos han ido afectando cada vez más, aunque ya hay muchas mujeres mostrándose con todo y sus “defectos”, los estereotipos de belleza nos persiguen año con año, las redes sociales nos aturden y las modas insanas nos alcanzan.


 


No es normal querer cambiar cada parte de nuestro cuerpo y tampoco es normal odiar lo que no nos gusta. Admito que es algo con lo que sigo luchando, y aunque cuesta mucho trabajo y mucha ayuda, al final estoy aprendiendo a sentirme bien con lo que todos los días me regala mi cuerpo.


 


 


 

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