Tinta y tinte de una mujerValeria Aime Tannos Díaz |
| 23 Abr 2024 - 08:39hrs
En el mundo del feminismo he tenido la oportunidad de leer una considerable cantidad de autoras como Mara Mariño, Catalina Ruíz Navarro, Nuria Varela, Rafia Zakaria, Amelia Tiganus, y, me he adentrado con autoras consideradas clásicas como Marta Lamas, Virgine Despentes, Judith Butler, Chimamanda Ngozi Adichie y la clásica de clásicas, Simone de Beauvoir.
Menciono a solo algunas mujeres de las que sus libros me han cambiado la vida respecto a cómo veía y cómo veo ahora el feminismo. Todas ellas son de diferentes países y culturas, de hecho, muchas de ellas no son norteamericanas, como algunos esperarían de libros famosos.
En cada uno de esos libros he encontrado muchos temas en común; a pesar de la diferente época en la que se sitúan, por ejemplo, Simone de Beauvoir y Catalina Ruíz Navarro. Uno de los temas que noté tanto de las autoras más clásicas como de las más contemporáneas es la tendencia del “MeToo”, que es de lo hablaré en este artículo.
Todas las autoras mencionadas lo manejan de diferentes maneras, aunque este movimiento comenzó el 5 de octubre 2017, cuando Jodi Kantor y Mega Twohey, dos periodistas del famoso periódico New York Times, revelaron el abuso y acoso del famoso productor de Hollywood Harvey Weinstein.
El reportaje consistía, básicamente, en sacar a la luz las declaraciones de las mujeres que afirmaban que la manera en que se les “ofrecía ayuda” para hacer crecer su carrera era a cambio de favores sexuales: dejarse tocar, desnudarse e incluso llegar a tener relaciones sexuales forzadas.
Weinstein fue un famoso productor de la industria cinematográfica que estuvo detrás de películas mundialmente conocidas como “Django sin cadenas”, “Los juegos del destino”, “Kill Bill” y “El señor de los anillos, la comunidad del anillo”, entre otras. Harvey fue también un agresor sexual de mujeres durante varias décadas, según la investigación de las periodistas.
A partir de la denuncia formal de la actriz Alyssa Milano contra el productor, en poco tiempo el fenómeno comenzó a sonar en todo el mundo. Las redes sociales explotaron y las mujeres empezaron a compartir sus experiencias de violencia sexual, de allí el nombre del movimiento #MeToo (“yo también”), es decir “yo también fui victima”.
El hashtag #MeToo se viralizó desde el primer día alcanzando una cantidad de 200,000 tweets. Al día siguiente el hashtag ya tenía más de medio millón de tweets. Realmente me sorprendió ver la rapidez con la que un movimiento que comenzó con 3 mujeres se hiciera tan viral en tan poco tiempo.
Después de meses de investigación y del escandalo generado en redes sociales, el productor fue despedido de su empresa que tenía con su hermano. Al ver todo el caos que se había montado a raíz de la investigación intentó disculparse, excusándose diciendo que había crecido desde la época en que había cometido esos abusos.
Aunque la denuncia en contra de este señor fue una pieza importante para desatar un movimiento en contra del abuso y el acoso sexual que sufren las mujeres en el medio cinematográfico, el movimiento se extendió a todos los ámbitos en la vida de las mujeres. Otros países como México y Argentina adoptaron la misma dinámica de este movimiento.
Para 2017 el movimiento #MeToo se hizo mundialmente viral, aunque sus orígenes también llegan hasta el 2006, con Tarana Burke, quien empleó la dinámica en contra del abuso hacia las mujeres racializadas. En 2016 Anastasia Melnichenko hizo viral una publicación (en Rusia y Ucrania) con el Hashtag #IAmNotAfraidToSpeak y en ese mismo año en Colombia se llevó a cabo con el Hashtag #MiPrimerAcoso.
Retomo lo que escribí al inicio del artículo y tú, querido lector, también podrías darte cuenta de que esto se remonta desde los primeros libros en el mundo feminista. En cada texto que busques acerca del feminismo y la equidad de genero te darás cuenta de que en todo el mundo y en todas las épocas ha existido el acoso y abuso sexual y laboral.
En todas las épocas se ha visto como el llamado ahora, en la cuarta ola, #MeToo, ha prevalecido para exponer y denunciar publica y formalmente a aquellos que te acosan y que te piden que hagas algo a cambio de no despedirte de tu trabajo, o a cambio de “pagar” aquel favor que te hicieron al ascenderte.
Tú que me estás leyendo puedes hacerte esa pregunta que podría incomodarte, podrías reflexionar si lo has hecho o si eres o fuiste victima de esa situación y si fuiste capaz de hablarlo y denunciarlo, de tomar medidas o de ayudar a alguien que lo esté pasando.
En más de un artículo he escrito que lo viví de primera mano y hoy no me arrepiento de haberlo dicho y de haber sido parte de las mujeres que por todo el mundo siguen denunciando el #MeToo. Me anima ver que todos los días somos más las que alzamos la voz y las que estamos haciendo el cambio.