Travesía al abismo

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 22 Dic 2023 - 11:22hrs

Luis Rogelio Almanza perdió a su hijo Galileo en la masacre de Salvatierra, Guanajuato. Fue uno de los once asesinados la madrugada del domingo, cuando hombres armados irrumpieron en una posada y mataron a cuantos pudieron.


En entrevista para Imagen Radio, me dijo que era un joven sano, que hacía ejercicio y trabajaba duro en el negocio familiar. “Ni siquiera fumaba”, afirmó.


Un deudo no tendría por qué hacer esas precisiones, de no ser porque el consumo de drogas se ha convertido en la explicación favorita de quienes culpan a las víctimas para no tener que averiguar las verdaderas razones del crimen, ya sea porque es muy duro ver en lo que se está convirtiendo este país o porque no conviene a la política.


“En muchos lugares de México, los habitantes estamos a dos fuegos: la violencia del crimen organizado y la incompetencia o la abierta complicidad de los gobernantes”, agregó Almanza.


Cuando le pregunté si creía en la hipótesis de la fiscalía guanajuatense, de que los asesinos dispararon indiscriminadamente sobre los asistentes a la posada en la exhacienda de San José del Carmen en venganza por la negativa de los organizadores de dejarlos ser parte de la reunión, el empresario fue cauteloso:


“Confío en el trabajo de las autoridades, pero hay una cosa: es cierto que se negó la entrada a un grupo de extraños, se les invitó amablemente a retirarse, pero de ahí a que hayan sido ellos mismos quienes volvieron después, acompañados de gente armada, eso no está comprobado, es sólo una hipótesis”.


De confirmarse que eso fue lo que pasó, tiene unas implicaciones terribles. No porque sea la primera masacre que se da en Guanajuato o en el país –de lejos, no es así–, sino porque significaría que los delincuentes no necesitan razones para matar.


 


 


 



Desde luego, hemos sabido de crímenes espantosos, como prender fuego a un casino con gente en el interior, pero casi siempre han tenido que ver con la lógica del negocio criminal: castigar a quienes no quieren pagar la extorsión, aterrorizar a los grupos rivales, inhibir la acción policiaca, etcétera.


De confirmarse que fue por despecho, sería una escalada en la brutalidad criminal. Sí, Hipólito mató a Rosita Alvírez por no bailar con él –según se relata en el corrido atribuido a Felipe Valdés Leal y basado en un crimen real ocurrido en Saltillo en 1883–, pero no acabó con todos los asistentes a la fiesta.


Si “mátenlos a todos” es la orden que provino de un peregrino a quien no le franquearon la entrada, la implicación es que cualquiera puede ser asesinado en cualquier momento y por cualquier motivo.


Hay signos de que esa violencia espontánea comienza a brotar en nuestras calles, como las escenas de energúmenos que se bajan del auto para arreglar a golpes, o a balazos un incidente de tránsito.


Ojalá no sea tan nimio el motivo para privar de la vida a un grupo de personas. Y no digo que no sea grave la violencia que se usa para asegurar la continuidad de los negocios ilícitos, sino que ésta es rastreable y prevenible –claro, siempre que la autoridad encargada de la seguridad pública quiera hacer su trabajo–, sino porque contra la irracionalidad no hay defensa, nos coloca a todos en peligro inminente.


“Eran conquistadores, y eso lo único que requiere es fuerza bruta, nada de lo que pueda uno vanagloriarse cuando se posee, ya que la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de los otros”, relata Charles Marlow sobre su encuentro con Kurtz y su banda en la oscura selva del Congo, en la novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad.


Cuando la violencia deja de tener costo y se vuelve propósito en sí misma, la civilización acaba.


 


BUSCAPIÉS


*Tenemos frente a nosotros un año de retos: resolver el acertijo de la seguridad pública; llevar a cabo un proceso electoral que no termine con una sociedad aún más dividida; aprovechar las oportunidades de desarrollo económico que las circunstancias internacionales nos han puesto en bandeja, son apenas algunos de ellos. Esta Bitácora tomará unos días de vacaciones y volverá en enero.


 

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