Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 03 Jul 2023 - 10:05hrs
Juan Pablo, el hijo menor de Xóchitl Gálvez, entornó los ojos, abrió los brazos, encogió los hombros y volteó las palmas al cielo. Sin necesidad de que expresara palabra, su mamá entendió lo que le estaba preguntando: “¿Y ellos qué hacen aquí?”.
En el departamento de la entonces alcaldesa de Miguel Hidalgo –mismo que meses después tendría que vender para pagar una apuesta política– se habían apersonado Claudia Sheinbaum, quien acababa de ser declarada ganadora de la encuesta para ser candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, y Andrés López Beltrán, hijo de Andrés Manuel López Obrador.
La presunta reunión tenía un contexto: Gálvez y Sheinbaum habían hecho un acuerdo político para exigir mayores recursos para sus respectivas alcaldías, Miguel Hidalgo y Tlalpan, castigadas presupuestalmente en relación con la Cuauhtémoc, que encabezaba Ricardo Monreal. Después, Gálvez se había pronunciado a favor de Sheinbaum para que fuera la candidata de su partido a jefa de Gobierno. Incluso grabó un video y se movió para conseguirle apoyos en sindicatos con los que ella tenía relación.
En los siguientes días, el 3 de septiembre de 2017, López Obrador tendría un importante mitin en el Monumento a la Revolución, para lanzar lo que llamó Acuerdo Político de Unidad Nacional. El tabasqueño andaba buscando apoyos por parte de políticos de diferente extracción partidista para sumarse a su movimiento, en un afán de mostrar que concitaba interés más allá de Morena y sus aliados.
Fue así como atrajo el respaldo de Germán Martínez, Lilly Téllez, Gabriela Cuevas y Lorena Cuéllar, entre otros. “Morena es una muestra clara de que aquí todos cuentan, todos tienen las puertas abiertas”, definió la entonces dirigente formal del partido, Yeidckol Polevnsky.
El mensaje que habrían llevado Sheinbaum y López Beltrán a las Lomas era claro: López Obrador quería el apoyo de Gálvez. A cambio, la hidalguense sería incluida en la lista pluri para el Senado de la coalición Juntos Haremos Historia. Además, que manifestara ese apoyo en el mitin que tendría lugar en el Monumento a la Revolución.
Gálvez habría recordado a sus interlocutores el compromiso que hizo en su campaña, en 2015, de no buscar otra posición antes de concluir su gestión como alcaldesa y que, en un arrebato, prometió que, en caso de incumplir, vendería su departamento y donaría el dinero para financiar becas escolares. “Llevo 20 años viviendo aquí, aquí nacieron mis hijos, no quiero perderla”, dijo entre risas.
Por eso no habría problema, le respondieron. Terminado el periodo de la alcaldía, en octubre de 2018, ella podría sumarse al gabinete presidencial. “Yo estoy acostumbrada a opinar libremente”, contestó Gálvez. “En el gabinete no podría hacer eso. A Andrés Manuel no le gusta que le lleven la contra”.
En el PAN –partido que había llevado a Gálvez a la alcaldía, pero en el que ella no milita– se habían dado por enterados del coqueteo de López Obrador. Fue entonces que recibió la propuesta de ser senadora por Acción Nacional, misma que sí aceptó y que le costó lo que ella había ofrecido: perder su casa. “Hay locuras que se hacen por el mal; yo ésta la hice por el bien”, explicó, luego de anunciar la venta del departamento en Twitter, en febrero de 2018.
Al comentar el resultado de aquella reunión, en agosto de 2017, Gálvez dice sentirse tranquila por haber sido sincera con López Obrador. “Si no, ahorita tendría que andar dando explicaciones sobre por qué me sumé y por qué ya no estoy”.
Aquella invitación sería evidencia que hubo un tiempo en que el hoy Presidente de la República no pensaba lo que ha dicho recientemente de Xóchitl Gálvez: que “representa a la oligarquía” y que es “de la misma escuela de Vicente Fox”.