Cuitláhuac, el intocable

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

.

| 13 Jun 2023 - 08:29hrs

En muchas ocasiones me he ocupado en esta columna de los horrores que suceden en la procuración e impartición de justicia en Veracruz.


He expuesto aquí casos de personas que han sido detenidas sin motivo, acusadas de delitos que no cometieron, en procesos amañados que las han llevado a prisión por varios meses.


Durante más de tres años, la ¿justicia? veracruzana abusó de la figura de ultrajes a la autoridad, que permitía a las autoridades encarcelar a cualquier persona con el simple testimonio de elementos policiacos que afirmaran que el detenido había ejercido fuerza física o proferido amenazas contra ellos. Víctimas de esos abusos fueron Juan Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, y Pasiano Rueda Canseco, alcalde electo del municipio de Jesús Carranza, Veracruz, casos que aquí le relaté. Ambos fueron liberados luego de una intensa presión pública y por fallos de jueces federales, que no están sometidos a la voluntad del gobierno estatal, encabezado por Cuitláhuac García Jiménez.


El delito de ultrajes a la autoridad, por el que llegó a haber –de acuerdo con abogados veracruzanos– unas dos mil personas presas, fue declarado inconstitucional por la Suprema Corte, pero, antes, a varios de los detenidos se les fincaron otros cargos estando encarcelados, por lo que aún hay unas 600 personas en esa situación.


Como ya no podían acusar a nadie de ultrajes, las autoridades del estado comenzaron a utilizar otra figura legal que también se sanciona con prisión preventiva oficiosa: delitos contra las instituciones de seguridad pública. Ese es el cargo del que echaron mano para encarcelar a Angélica Sánchez Hernández, jueza del Poder Judicial de Veracruz.


El sábado 3 de junio, la juzgadora emitió un fallo de no vinculación a proceso a favor de un hombre al que se señala como miembro de una organización delictiva, luego de que la justicia federal le otorgó a éste un amparo y un tribunal de circuito del fuero local amplió los efectos del mismo.


Sánchez Hernández me dijo ayer, en entrevista para Imagen Radio, que al informar de su resolución a su superiora jerárquica, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia del estado, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, ésta montó en cólera y le advirtió que se atuviera a las consecuencias.


Dos días después, el lunes 5, la jueza fue sacada por la fuerza de su vehículo, enfrente de su casa, y llevada por elementos de seguridad al cuartel de San José, en Xalapa, una instalación de la Secretaría de Seguridad Pública del estado.


Denuncia que allí fue encapuchada, esposada y fotografiada con paquetes de droga; que la obligaron a desbloquear su celular y a accionar un arma –en un intento de alegar que había disparado contra los policías que la detuvieron–, todo en medio de amenazas, vejaciones e insultos. Estuvo incomunicada, pues negaron a sus familiares que estuviera detenida en ese lugar. Además, catearon su domicilio particular y le robaron una caja fuerte en la que guardaba las escrituras de su casa, las pólizas de seguro y la carta factura de su automóvil, que aún está pagando.


Esto sucedió una semana después de que el gobernador García Jiménez había encabezado un mitin con acarreados frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el que se usaron féretros con la imagen de la ministra presidenta Norma Piña Hernández. Luego de una intensa presión pública, la jueza Sánchez Hernández fue liberada, pero el expediente contra ella sigue abierto.


Si eso le pasa a una jueza, ¿qué le espera a un veracruzano de a pie? El gobernador se siente inalcanzable por la justicia porque, pese a todos los atropellos que ocurren en su estado, constantemente recibe el aval del presidente Andrés Manuel López Obrador, para quien es “un buen gobernador” (sic).


Sin embargo, es cada vez más evidente el desgobierno en Veracruz. García Jiménez puede confiar que por ahora lo sigan protegiendo en la Ciudad de México, pero llegará el momento –porque así es la política– en que ya no le resultará útil a quienes hoy lo solapan. Entonces, a ver quién le quita de encima el recuento de esas infamias.

Más entradas de Bitácora del director