Bitácora del directorPascal Beltrán del Río |
| 13 Abr 2023 - 08:31hrs
El 26 de mayo de 2020, atracó en el puerto de Ensenada el buque KURE, de bandera liberiana y propiedad de una empresa griega. Era uno de los momentos más duros de la pandemia de covid. Ese martes se informó que murieron 501 personas por la enfermedad.
En uno de los contenedores que transportaba la nave, personal de la Secretaría de Marina descubrió un cargamento de 169.5 kilos de dos sustancias químicas controladas internacionalmente: N-fenetil-4-piperidona (NPP) y 4-anilino-N-fenetilpiperidina (ANPP), precursoras, ambas, del fentanilo.
Los siete costales que contenían los químicos venían escondidos en un embarque de jabón en polvo, uno de los productos de limpieza que se importaban masivamente en ese momento para luchar contra la propagación del covid. Fueron descubiertos por perros entrenados de la Armada durante la descarga.
Pese a que el contenedor llegó desde China, no hubo un reporte del hecho a las autoridades del país asiático, a juzgar por la respuesta que recientemente dio el Ministerio de Relaciones Exteriores chino a la carta que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador a su homólogo Xi Jinping a fin de solicitar su ayuda para detener la importación ilegal de fentanilo.
“China no ha sido notificada por México sobre la incautación de precursores de fentanilo catalogados de China”, expresó Mao Ning, vocera de la dependencia. La afirmación no ha sido negada.
De manera insistente, el presidente López Obrador ha rechazado que México produzca fentanilo, la droga que –en estado puro o mezclada con otras sustancias– ha causado la muerte de centenares de miles de estadunidenses, lo cual ha llevado a algunos legisladores de ese país a reclamar la inacción del gobierno mexicano contra los cárteles del narcotráfico e incluso han presentado iniciativas de ley que proponen que las fuerzas armadas estadunidenses se encarguen de combatir a dichas organizaciones criminales.
Fabricado por primera vez en la década de los años 60, el fentanilo se obtiene a partir de una síntesis química. Hay al menos tres métodos reconocidos para ello: la de Paul Janssen, médico e investigador belga, pionero en el desarrollo del opioide sintético, y otras dos, que son conocidas como Siegfried y Gupta.
Estas dos últimas fueron las que incorporaron el NPP y ANPP en la fórmula, luego de que, en 1988, la Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de la ONU impuso un control internacional sobre el norfentanilo, uno de los componentes de la síntesis desarrollada por Janssen.
Lo mismo sucedió en 2017 con el NPP y el ANPP, lo cual no ha impedido el tráfico de esas sustancias ni que continúe la búsqueda de rutas químicas alternas para lograr la síntesis del fentanilo.
Apenas ocho meses después del descubrimiento del embarque ilegal en Ensenada, fue localizado un laboratorio clandestino en el sector Valle Alto, de Culiacán, Sinaloa, donde aparecieron cinco litros de fentalino líquido y 2.7 kilos de pastillas de fentanilo, elaborados a partir de NPP y ANPP. También había 17.8 litros de ácido clorhídrico, enlistado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes como sustancia utilizada comúnmente en ese proceso.
Es evidente que sí se fabrica fentanilo en México, a partir de precursores químicos que llegan desde otros países, aunque también se han detectado sitios donde se comprimen pastillas de fentanilo ya sintetizado, aparentemente enviado desde Asia.
Respecto de la nave KURE, que transportó en 2020 aquella carga de NPP y ANPP etiquetada como jabón en polvo, ninguna sanción parece haber sido aplicada por las autoridades mexicanas. La embarcación, de 84 mil 900 toneladas, perteneciente a la naviera griega Costamare Shipping, ancló en Veracruz apenas el 22 de marzo pasado, procedente de Bayport, Texas, y con destino a Kingston, Jamaica.
Hoy, en Washington, autoridades mexicanas y estadunidenses intentarán, en una reunión de alto nivel, concertar acciones coordinadas para frenar el tráfico de fentanilo, cuyos efectos mortales envían ondas de choque hacia los gobiernos de uno y otro país.