Sabotaje

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 23 Ene 2023 - 08:25hrs

El régimen comunista de la Unión Soviética (1917-1991) puso un gran peso en el uso de los ferrocarriles para detonar la industrialización del país.


Comparado con lo sucedido durante el Imperio Ruso, el transporte de carga se incrementó 55 veces, aunque el tendido de rieles apenas se duplicó. Eso llevó a un rezago en los ferrocarriles frente al aumento de la producción. A mediados de los años 30, eran frecuentes los cuellos de botella en el tráfico, así como las descomposturas y los accidentes.


Para buscar una solución al problema, el jerarca de la URSS, José Stalin, nombró como responsable de los ferrocarriles a Lázar Kaganóvich, un funcionario que le era completamente devoto y que se había encargado, desde los años 20, de organizar el aparato administrativo de la Unión Soviética. Sin embargo, lo que Kaganóvich “encontró” no fue que los trenes viajaban sobrecargados, sino que habían sido blanco de “sabotajes” por “elementos contrarios al desarrollo del socialismo”.


Sus “investigaciones” fueron uno de los puntos de partida de la llamada Gran Purga de 1936-1937, en la que cientos de miles de soviéticos fueron encarcelados, torturados y ejecutados. Por recomendación suya, funcionarios y hasta simples trabajadores ferroviarios sufrieron esa suerte.


Él y Vyacheslav Mólotov, otro integrante del primer círculo de Stalin, se encargaron de elaborar el documento de discusión Lecciones del sabotaje, que fue presentado al pleno del Comité Central del Partido Comunista en su sesión de febrero y marzo de 1937. El texto, que se ocupaba de presuntos actos de conspiración para dañar a la industria soviética, incluidos los ferrocarriles, fue la base sobre la que se elaboró el artículo 58-7 del Código Penal, utilizado para deshacerse de personas indeseables.


“A diferencia de los antiguos saboteadores –explicaba el documento– que actuaban abiertamente contra nuestro pueblo, los nuevos saboteadores andan con la credencial del Partido en la bolsa, y no son tan extraños para nosotros. Ningún saboteador cometerá sus actos todo el tiempo, sino mostrará de vez en cuando eficiencia en su trabajo. Así se ganará la confianza del pueblo y podrá seguir saboteando”.


Por esos días, un accidente de tren en Siberia sirvió para poner en práctica el castigo a los supuestos saboteadores, pues 72 funcionarios fueron responsabilizados del hecho y ejecutados.


Durante el pleno, Nikolái Yezhov, encargado de la inteligencia, sostuvo que la victoria del socialismo no significaba el fin de la lucha de clases, y que como los enemigos de la URSS no podrían derrotarla por la confrontación directa, habían recurrido al sabotaje.


Yezhov, quien moriría fusilado poco después –víctima, él también, de la Gran Purga–, anunció la creación de un brazo ferroviario de la policía secreta para vigilar las operaciones de los trenes.


Los periódicos se llenaron de exhortos para acabar con los “enemigos del pueblo”. Aparecieron epítetos, como “adversarios del socialismo”, que rápidamente se volvieron un estilo de comunicación. Las acusaciones se multiplicaron en diferentes áreas de la economía, llegando hasta la cría de ganado.


Fue así que el régimen soviético tapó los problemas de su modelo económico y convirtió las fallas en la industria y la agricultura en pretexto para concentrar el poder. Aquella Gran Purga es modelo para gobiernos que no pueden con los problemas e intentan desviar la atención, señalando a enemigos reales o imaginarios.


Buscapiés


Un turista fue golpeado el viernes por taxistas de Cancún, que le impidieron abordar un auto que había solicitado por medio de una aplicación. La violencia de la mafia que controla el transporte público en ese destino turístico se ha incrementado desde el 11 de enero, cuando Uber ganó un amparo para operar en la zona. Si a fin de cuentas ellos son los que mandan, sería mejor que de una vez gobernaran y así el contribuyente se pudiera ahorrar los salarios de quienes se dicen “servidores públicos”.

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