Reyes Heroles y su inverso

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 03 Feb 2023 - 08:03hrs

Ante la posición del presidente Andrés Manuel López Obrador de que sólo hay dos opciones en la política —la suya y la de los demás— y la advertencia de su secretario de Gobernación, Adán Augusto López, de que el oficialismo no negociará con la oposición para sacar por consenso las cuatro consejerías del Instituto Nacional Electoral que se renovarán este año —y que será mejor dejar que dichas posiciones se decidan en una tómbola en la que Morena controlará los bombos— vale la pena recordar el discurso que pronunció Jesús Reyes Heroles en Chilpancingo, el 1 de abril de 1977, y que sirvió como preludio a la Reforma Política de ese año.


Como contexto, hay que decir que el país experimentaba una cerrazón política que se venía agudizando desde 1968 y que había derivado en la aparición de grupos guerrilleros. Éstos habían sido aplastados por el gobierno de Luis Echeverría. Su sucesor, José López Portillo, quien había competido como candidato único en 1976, entendió las consecuencias perniciosas de no abrir el sistema y encargó la tarea a su secretario de Gobernación.


Éstos son algunos pasajes de aquel discurso de Reyes Heroles en Guerrero, un estado que había experimentado como pocos la mano dura contra la lucha armada.


“Endurecernos y caer en la rigidez es exponernos al fácil rompimiento del orden estatal y del orden político nacional. Frente a esta pretensión, el gobierno está empeñado en que el Estado ensanche las posibilidades de la representación política, de tal manera que se pueda captar en los órganos de representación el complicado mosaico ideológico nacional (…).


“Quiere esto decir que el gobierno de México sabrá introducir reformas políticas que faciliten la unidad democrática del pueblo, abarcando la pluralidad de ideas e intereses que lo configuran. Mayorías y minorías constituyen el todo nacional, y el respeto entre ellas. Su convivencia pacífica dentro de la ley es base firme del desarrollo, del imperio de las libertades y de las posibilidades de progreso social (…) Se trata de realizar una reforma política, no para favorecer o perjudicar a uno u otro grupo, sino para acelerar sólidamente la evolución política nacional.


“Quienes estamos convencidos de que la subordinación de gobernantes y gobernados a la ley es clave de convivencia pacífica, no admitimos para nadie el derecho de no tolerar modos de pensar distintos al suyo. La libertad de pensamiento obviamente da lugar a distintos modos de pensar; todos con derecho a la existencia y a su manifestación o expresión. Rechazamos actitudes que, a título de un modo de pensar, condenan otros e invocan el derecho a la intolerancia. Cuando no se tolera, se incita a no ser tolerado y se abona el campo de la fratricida intolerancia absoluta, de todos contra todos. La intolerancia sería el camino seguro para volver al México bronco y violento.


“En una sociedad decidida a que la unidad democrática no excluya la pluralidad de ideas, es natural el encuentro entre éstas; pero realizado este encuentro en la discusión, en el diálogo, en la búsqueda de simpatías, tratando de convencer de la bondad de las ideas que se profesan y no de la maldad de las ideas en que no se cree (…).


“La autoridad fundada en la ley, apoyada en ella, aplicándola, es más que suficiente para impedir que los conflictos de ideas puedan degenerar en conflictos de hecho, en violencia, sin sanción para los responsables. El derecho con autoridad y la autoridad con derecho garantizan que la intolerancia no se erija en sistema, que los conflictos no se conviertan en antagonismos irreductibles, que las contradicciones no nos lleven a una sociedad antagónica en sus bases y esencia”.


Puede y debe recordarse que aquel sexenio produjo abusos como una gran corrupción y errores en la conducción económica que hipotecaron al país por muchos años. Sin embargo, la apertura política que capitaneó Reyes Heroles hace 46 años conduciría eventualmente a la democratización de la sociedad mexicana. Hoy, por desgracia, vamos en el sentido inverso.

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