Regionalismos en la carrera presidencial

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 29 Ago 2023 - 08:43hrs

“No podemos permitir que desde una oficina de la Ciudad de México se quiera imponer una visión que no compartimos”, dice el desplegado que mandó publicar, el miércoles pasado, un grupo de legisladores y alcaldes jaliscienses, elegidos por Movimiento Ciudadano, para expresar su apoyo al gobernador Enrique Alfaro en su polémica con Dante Delgado, líder nacional de esa organización, sobre si ésta debe integrarse en la coalición opositora o participar sola en las elecciones de 2024. Difícilmente puede leerse esa frase sin recordar las pulsiones regionalistas que a ratos aparecen en la política mexicana. Éstas se habían reducido, a finales del siglo pasado, en la medida en que el gobierno federal empezó a ceder atribuciones y presupuesto a las entidades federativas, pero han vuelto a resurgir por la recentralización política que puso en marcha el expresidente Enrique Peña Nieto y que ha continuado con fuerza Andrés Manuel López Obrador.


Habrá que ver cómo se expresan esos regionalismos en los próximos comicios presidenciales. Lo cierto es que, además de la concentración de poder que se ha hecho desde Palacio Nacional –vista con recelo en muchos estados–, en esta temporada electoral habrá una circunstancia especial: es casi seguro que quien aparezca en la boleta por el oficialismo sea una figura identificada personal y políticamente con la Ciudad de México y con pocos o nulos vínculos con los estados.


Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard tienen esa característica. Sheinbaum, jefa de Gobierno capitalina con licencia, busca ser la primera persona en pasar directamente de gobernar la Ciudad de México a presidir la República, desde que lo hiciera el poblano Martín Carrera a mediados del siglo XIX. Ebrard también quiere romper una sequía centenaria para los excancilleres, pues el último de su estirpe en alcanzar la Presidencia fue el campechano Francisco S. Carvajal, en 1914, a la caída de Victoriano Huerta. Como digo, una y otra posición tienen poco que ver con los estados del país. Las únicas actividades que han llevado a los mandatarios capitalinos a salir de la Ciudad de México han sido su asistencia a reuniones de la Conago, hoy moribunda, o para cortar un listón en la zona conurbada del Estado de México. Por lo que toca a los cancilleres, éstos sólo salen de la Ciudad de México para viajar al extranjero y, ocasionalmente, para encabezar alguna reunión internacional en alguna otra parte del país.


Por si fuera poco, Sheinbaum y Ebrard –las dos personas con mayores posibilidades de ganar la postulación por parte de Morena y sus aliados– son chilangos hasta la médula. Ambos nacieron en esta capital y han hecho aquí su carrera política. Es cierto que México ya ha tenido a lo largo de su historia diez presidentes en cuyo currículum ha estado haber sido la principal figura política de la capital. Entre ellos, nada menos, López Obrador. Sin embargo, la última vez que alguien pasó directamente de un cargo a otro fue en 1855, cuando Carrera ocupó la Presidencia de manera interina por un mes, luego de que la Revolución de Ayutla hizo huir del poder a Santa Anna.


Los mandatarios de la Ciudad de México han sido participantes frecuentes en los procesos de sucesión, pero casi siempre se han quedado en el camino, sin alcanzar siquiera la candidatura presidencial. La llegada al poder de López Obrador –trece años después de dejar la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal– dio nuevas esperanzas a quienes han pasado por el Palacio del Ayuntamiento. Tan es así que Sheinbaum y Ebrard se pelean hoy la postulación.


Sin embargo, eso no significa que los mexicanos de otras regiones –particularmente aquellas donde ha sido fuerte el localismo– vean con buenos ojos que alguien con tal pedigrí capitalino se encargue de los destinos de toda la República.Pronto sabremos qué tan bien cae en estados como Jalisco, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Yucatán una candidatura tan chilanga –dicho sea sin carga peyorativa– como la que, todo indica, tendrá el oficialismo. Y si bien las principales aspirantes de la oposición, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes, son originarias de la región central del país, ambas al menos tienen historias que contar de sus entidades natales, Hidalgo y Tlaxcala.

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