Hablemos de locura

| 06 Abr 2023 - 12:33hrs

Hay psicópatas que han hecho daño y han deteriorado a la sociedad. Un clásico ejemplo de esto sería Ted Bundy, un hombre tan diabólicamente hipócrita que violó, degolló y mató a muchas mujeres y, que se sepa, no fue capaz de confesar sus crímenes a nadie.
No sé si clínicamente Salvador Dalí sería un ejemplo de lo que es un psicópata. Pero estaba tan inmerso en su propia e importante esencia que logró crear pinturas, esculturas e incluso atuendos que proyectaban de la manera más explícita y elocuente lo que soñaba. Logró captar la belleza del subconsciente de la mejor manera por lo que se entendió muy bien con surrealistas como Luis Buñuel y juntos crearon uno de los más importantes cortometrajes en la historia del cine (Un perro andaluz).
Si hay psicópatas buenos, son ellos los que hacen que las cosas buenas sucedan.
¿No era delirante pensar que los humanos podríamos volar? Y así hubo un maniático llamado Howard Hughes que tuvo la visión de mejorar el aparato de Orville Wright (o al parecer de muchos, invento de Leonardo DaVinci, pero bueno…) mediante el cual pudiéramos alcanzar la meta que todos hemos anhelado al menos una vez en nuestra vida: volar como las aves.
Y cuando eran tiempos de las cavernas parecía una locura avanzar tan rápido como un guepardo para cazarlo y protegernos del frío con su piel, pero nuevamente algún loco inventó la rueda y pudimos avanzar más rápido.
Después de toda la historia de lunáticos haciendo excentricidades que jamás se le ocurren a la gente normal (si es que el término es apto), en el siglo actual en el que vivimos ya no suena tan raro que un hombre como el director de Space X -que es el que más interés y talento ha demostrado tener en explorar el espacio fuera del planeta Tierra- quiera colonizar Marte.