Desde el CaféBernardo Gutiérrez Parra |
| 15 Mar 2024 - 10:32hrs
Si eres de los veracruzanos que bloquearon 51 pozos petroleros con López Obrador en 1996; de los que lo acompañaron en las caravanas a la CDMX y durmieron por semanas en el Zócalo capitalino. Si eres de los que cerraron el Paseo de la Reforma y estuvieron con él el día que se terció la banda presidencial. Bien por ti, lector.
Si eres moreno puro, de esos que por cinco años han asistido a la capital de la República a hacer bulto en mítines de desagravio y marchas en apoyo al señor presidente pagando de tu bolsillo pasajes, hospedaje y comidas, ¡bravo, muchacho!
Pero si estás esperando que tantos años de lealtad, sudores, sacrificios y privaciones se vean recompensados con la candidatura a una diputación local, de preferencia por la vía plurinominal, qué perdido andas.
Si en las elecciones del 2018 y en las del 2021 los morenos puros fueron premiados con alcaldías y curules, para el 2024 ya no será así.
Y es que no es lo mismo alzar el puño y gritar consignas setenteras, que ser diputado o alcalde. Y en ambos casos han resultado un fracaso. Basta ver la recua de sujetos y sujetas que hay en la actual Legislatura.
En el partido ya se dieron cuenta que será un error volver a escoger como candidatos a las diputaciones a esos especímenes. Y que es necesario suplirlos por políticos de tiempo completo.
¿Los tiene el partido guinda? No. Le sobran mujeres y hombres de probada valía en la lucha social, pero ignorantes en lo que a la función pública se refiere.
¿Dónde buscarlos? Pues en el PRI y el PAN. Y en esas andan porque saben que si pierden la mayoría en el Congreso, su candidata Rocío Nahle, tendrá muy poco margen de maniobra.
“Con la pena, pero nos urgen candidatos de saco y corbata y no con camisetas con la imagen del Che. Queremos a políticos reales, gente pensante que sea conocida en su distrito y aceptada por la ciudadanía”, me comentó un moreno de la cúpula.
Quizá las únicas excepciones (aunque ninguno va por una diputación local) sean Manuel Huerta que es candidato al Senado y Zenyazen Escobar que anda en busca de una diputación federal.
Ambos tienen un dilatado bagaje en la izquierda veracruzana que incluye cientos de manifestaciones y bloqueos, pero fueron víctimas de los cambios que quiere implementar Morena. Al primero lo bajaron de la primera a la segunda fórmula por la senaduría y a Zenyanzen le negaron la candidatura plurinominal y lo mandaron a recorrer su distrito.
¿Y qué onda con los morenos de a de veras, esos que por años anduvieron a la vera de Andrés Manuel y lo dieron todo por el tabasqueño?
“Fueron muy importantes para el triunfo del movimiento y se les agradece…” me dijeron. “¿Nada más?” “Si, nada más; ellos deben entender”, fue la contestación.
En palabras llanas lector, fueron los que sembraron la tierra para que brotara el trigo del que salió la harina para hacer el pastel. Fueron los que hornearon y decoraron ese pastel. Pero no les tocará ni una triste rebanada.
La vida te da sorpresas, diría Rubén Blades.
¿Qué va a pasar?
Hallar a sujetos y sujetas más o menos presentables que sean garantía de triunfo para Morena en los 30 distritos que tiene Veracruz, no será nada fácil. Pero la lucha la están haciendo.
En contrapunto, los morenos puros no se van a quedar cruzados de brazos.
Acostumbrados a obtener lo que quieren a base de gritos y sombrerazos, armarán un motín a bordo lo que abrirá otro boquete en la nave donde navega, muy bamboleada por cierto, la señora Rocío Nahle.
Muy fino deberán tejer la zacatecana y la cúpula de Morena si no desean que una tormenta interna los ponga en riesgo verdadero.
Una cosa es querer confundir a la raza jarocha con encuestas amañadas donde Rocío va mil puntos arriba de Pepe Yunes. Y otra bien diferente es pretender mandar al diablo a quienes los llevaron al lugar donde se encuentran, sin más reconocimiento que una palmadita en la espalda.
Aguas.
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