El espectro nuclear se asoma en Ucrania

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

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| 22 Mar 2022 - 09:12hrs




El 20 de octubre pasado, en este espacio, le hablé sobre la nueva carrera armamentista que se estaba formando en torno de las armas hipersónicas, aquellas que pueden desplazarse a cinco veces la velocidad del sonido o más.



Las tres principales potencias militares del mundo –Rusia, China y Estados Unidos– han estado desarrollando este tipo de armamento, aunque la información especializada indica que rusos y chinos llevan una ventaja considerable en ese terreno a los estadunidenses.


Hay dos tipos de armas hipersónicas: los misiles y los planeadores. Los primeros tienen su propio sistema de propulsión y los segundos emplean la fuerza gravitacional de la Tierra.


Ambos, igual que los misiles balísticos, pueden llevar cabezas nucleares. A diferencia de aquéllos, las armas hipersónicas pueden seguir trayectorias erráticas, lo cual los vuelve casi invulnerables contra los sistemas de defensa antiaérea conocidos hasta ahora. El sábado pasado, por primera vez en la historia, un arma hipersónica fue utilizada en una situación de guerra. El ejército ruso la disparó contra lo que fue descrito como un depósito de armas ucraniano ubicado en la población de Delyatyn, de la región de Ivano-Frankivsk, a unos 130 kilómetros de la frontera de Rumania, un país de la OTAN.


El propio Ministerio de Defensa ruso difundió imágenes del ataque. Su vocero, Igor Konashenkov, dijo que “el sistema de misiles de aviación Kinzhal, armado con misiles aerobalísticos hipersónicos, destruyó una amplia bodega subterránea que contenía misiles y municiones”.


Los Kinzhal –que significa daga en ruso– son uno de los tipos de armas hipersónicas desarrolladas por Rusia y cuya existencia fue revelada por el presidente Vladimir Putin en 2018.


Estos misiles aire-tierra pueden ser lanzados desde aviones caza MiG-31K o bombarderos Tu-22M3, desde 2 mil km de distancia y alcanzan velocidades de 14 mil km/h. Su carga explosiva, de media tonelada, puede ser nuclear o convencional y, como se vio el sábado, puede destruir instalaciones subterráneas.


Rusia tiene, además, otro tipo de misil hipersónico, el Tsirkon –también transliterado como Zircon–, diseñado para destruir barcos, principalmente portaviones, y que puede ser lanzado desde un submarino, como ocurrió en una prueba realizada el año pasado en el mar de Barents. Dicha arma estará disponible para uso en situaciones reales este año.


El uso del Kinzhal en la invasión de Ucrania representa un paso escalofriante en la nueva carrera armamentista, pues contra este tipo de misiles, por su velocidad y lo impredecible de su trayectoria, no hay, como digo arriba, una defensa sencilla. De ser detectados antes de hacer blanco, los sistemas antiaéreos tienen pocos segundos para poder responder.


Atorada en su ofensiva terrestre, Rusia parece estar apostando por la tecnología de misiles que ha venido desarrollando desde los tiempos de la Unión Soviética. Ésta se detuvo durante los años de la Perestroika, pero regresó con fuerza en 2006.


El principal científico detrás del Kinzhal es Valery Mikhailovich Kashin, del Buró Experimental de Diseño de Máquinas (KBM, por sus siglas en ruso), una empresa estatal de defensa localizada en Koloma, al sureste de Moscú.


Kashin es discípulo y sucesor de Sergey Nepobedimy (1921-2014), quien desarrolló los misiles Iskander, y fue sucesor de Boris Shavyrin (1902-1965), primer jefe del KBM y afamado diseñador de morteros y obuses para tanques que el ejército rojo utilizó contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. En una entrevista que dio en 2017 al medio especializado ruso VPK News, Kashin dijo que su labor tecnológica tenía que ver con construir “el ejército más poderoso del mundo”.


Relató que cuando Mijaíl Gorbachov llegó al poder, “repentinamente nos convertimos en amigos de los estadunidenses” y que él fue obligado a renunciar a la dirección del KBM.


“En los años 90 se pensó que gastar en armas era dilapidar el dinero público (…) Pero la sociedad se dio cuenta que nuestros productos eran la base de la seguridad del país”.


La carrera armamentista está de vuelta.


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