¿Y en qué sería distinto un gobierno de Claudia?

Bitácora del director

Pascal Beltrán del Río

| 20 May 2024 - 11:11hrs

Por encima de cualquier propuesta propia, la candidata oficialista Claudia Sheinbaum ha insistido –una y otra vez y de manera inequívoca– que su gobierno sería la continuidad del actual. Pero, al mismo tiempo, ha prometido que se resolverán los problemas que se han exacerbado en la presente administración.

 

Ambas cosas no parecen posibles.

 

En lo que va de su campaña, la exjefa de Gobierno capitalina ha dicho que los mexicanos dejarán de padecer las severas limitaciones que se generaron en temas como salud, economía, educación, agua y seguridad. Claro, sin aludir al responsable.

 

 

Sin embargo, los lineamientos presentados en cada uno de esos rubros no rompen radicalmente con lo que ha venido haciendo este gobierno. Es más, Sheinbaum no ha expresado una sola crítica a lo hecho por López Obrador, ni siquiera velada. Cuando a ratos ha parecido que no lo ha defendido suficientemente, el ramalazo presidencial no se ha hecho esperar y ella ha bajado la cabeza.

 

Yo no me cuento entre quienes creen que su discurso del 10 de mayo en Los Cabos –donde pareció decir que el tabasqueño había llegado al poder por ambición– haya sido un intento de romper con su protector. Ni siquiera creo que fue un lapsus. Pienso que simplemente colocó mal las comas a la hora de hablar. La prueba es que no tardó nada en deslindarse de cualquier interpretación de distanciamiento.

 

 

 

 

El 16 de marzo, en Paraíso, Tabasco –donde se construye la refinería de Dos Bocas–, Sheinbaum no dejó lugar a dudas. “Hoy vengo a decir a las y los tabasqueños que vamos a guardar el legado del presidente López Obrador, que no vamos a traicionar, que no vamos a zizaguear”.

 

 

Pero veamos algunas de sus propuestas:

 

En salud, ha hablado de “un nuevo sistema”, pero ha dicho que el IMSS continuará con la atención a la población que cuenta con seguridad social, mientras que el IMSS-Bienestar procurará la salud de quienes no cuentan con cobertura y Birmex se encargará de la compra consolidada, almacenamiento y distribución de medicamentos (nota de Pie de página, 26 de marzo).

 

En seguridad pública, ha planteado una estrategia basada en ejes como la “atención a las causas”; más y mejores policías; inteligencia e investigación, así como realizar un trabajo coordinado por el gobierno federal mediante la Guardia Nacional, Sedena y Marina. Asimismo, “avanzar en la cero impunidad a través de distintos mecanismos y no es mano dura, no es guerra, es hacer que nuestro sistema de justicia funcione” (El Economista, 28 de febrero).

 

En educación, la que brinde el Estado sea gratuita en todos los niveles; ampliar el otorgamiento de becas en todos los niveles hasta lograr la universalidad desde educación básica al posgrado. También, estipular salarios y condiciones laborales justos para el magisterio, con 16 mil pesos mensuales de sueldo base, y vincular el trabajo de las universidades con las necesidades de las sociedad para generar desarrollo (Excélsior, 12 de marzo). 

 

En política económica, mantener un “respeto irrestricto” a la autonomía del Banco de México para perseguir el objetivo de la inflación; apostar a la banca de desarrollo para financiar proyectos productivos, y aumentar la recaudación de impuestos sin crear nuevos gravámenes y sin una reforma fiscal, sino a través del cobro de adeudos a los grandes contribuyentes (El País, 5 de marzo).

 

La semana pasada, en Iztapalapa, Sheinbaum dijo que se comprometía con los habitantes de esa alcaldía a proveerlos de agua, algo que el grupo político de la que ella es parte no ha conseguido en 27 años de gobernar la capital.

 

Si los ofrecimientos de Sheinbaum son tan parecidos a lo que ha venido aplicando el gobierno federal desde 2018 –y los gobiernos de la Ciudad de México desde 1997–, ¿por qué habría que creer que los resultados serán distintos?

 

Esperar que haya continuidad con mejores secuelas requiere de un gigantesco acto de fe.

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